La situación en Burundi entra en una fase complicada. Después de que el presidente Nkurunziza decidiera presentarse al tercer mandato en contra de los acuerdos de Arusha de 2000 y apoyándose en la Constitución posterior a los acuerdos, las manifestaciones ya han cobrado seis víctimas mortales. También se calcula que más de 20.000 personas cruzaron la frontera de Rwanda por miedo a los milicianos Imbonerakure, cercanos al poder. Hasta allí estaban gravemente afectados los barrios del sur de Bujumbura afines al opositor Alexis Sinduhije.
Pero esta noche, hay un acontecimiento dramático muy preocupante: la muerte de tres personas en el bullicioso barrio de Kamenye, entre ellos dos policías. El barrio de Kamenge es conocido por su sobre población y su movida. En la época de los enfrentamientos anteriores a los acuerdos de Arusha, era uno de los barrios incontrolables donde ocurría cada día algún atentado. Se supone que Kamenge cuenta mayoritariamente con partidarios del presidente Nkurunziza. Ahora cabe preguntarse: ¿estamos ante un inicio de los atentados dirigidos contra las fuerzas del orden? ¿Volvemos a los métodos que llevaron el país al borde del abismo? ¿Una nueva guerrilla urbana?
La oposición al tercer mandato acaba de decretar dos días de calma para facilitar el entierro de los fallecidos y dar también así oportunidad al presidente para retractarse. Dicen que a no ser así, volverán a la calle el próximo lunes con más virulencia. Los observadores y especialistas de Burundi no ven claramente adónde llegara el enfrentamiento. Casi todos unánimemente, tanto en el interior como en el exeterior, dicen que la clave está en las manos de Nkurunziza. ¿Sabrá tomar con valentía las decisiones que van en la dirección del bien nacional?
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