viernes, 13 de noviembre de 2020

La pérdida de dos gigantes

 (Dr Gaetan Kabasha)

En una sola semana África ha perdido dos ex-presidentes que marcaron el continente cada uno a su manera pero todos en sentido positivo. Se trata de Amadou Toumani Touré de Mali y Jerry John Rawlings de Ghana. África les debe un tributo y les recordará como héroes y faros no solamente en sus países sino también en el continente.

Empecemos por el más antiguo y que probablemente ha dejada más frutos por sus decisiones: Rawlings. Este hombre entró en la política en 1979 como capitán del ejército del aire. De padre Escosés que nunca conoció y de madre ghanés, Rawlings no soportó la corrupción que veía en la clase política mientras su pueblo se sumergía en la miseria. Junto con unos cuantos compañeros intentó un golpe que falló. Detenido, fue juzgado en público en un estadio. Aprovechando la ocasión, reconoció el delito y transformó su juicio en un motín político. A la salida del juicio, el pueblo ayudado por algunos miembros del ejército le fue a sacar de la cárcel y en la confusión general, tomó la presidencia. El flamante presidente, joven de 32 años, mandó fusilar a los ex-presidentes y varios generales que el pueblo consideraba como la causa de todas las desgracias del país. El acontecimiento conmovió al mundo entero pero la señal era muy clara. Tres meses más tarde, entregó el poder a los civiles pensando haber limpiado la porquería. Volvió a su oficio del ejército.

En 1981, solamente dos años de aquel primer golpe, Rawlings constató la misma corrupción y la misma ineficacia de la nueva clase política. La indiferencia de la élite frente al pueblo le era insoportable. Se dio cuenta que se había equivocado al entregar el poder sin cambiar la mentalidad. Volvió a tomar el poder y esta vez afirmando que volvía para quedarse. Instauró un tipo de gobierno de tendencia socialista y panafricanista sin romper del todo con las instituciones capitalistas. Se dedicó a cambiar la mentalidad del pueblo ghanés; resucitó el espíritu de Kwame Nkrumah considerado como el padre del panafricanismo. Durante 18 años, nunca apareció como los sátrapas que mandaban en muchos países africanos en aquella época. La sobriedad y la sinceridad eran su arma.

En 1992, decidió seguir la corriente general de África y instauró el multipartidismo. Hizo votar una constitución que fijaba el límite de mandatos presidenciales a dos. En el año 2000, después de finalizar su segundo mandato, organizó las elecciones sin ser candidato y reconoció la victoria del candidato de la oposición. Se retiró de la política después de ofrecer al país unas instituciones sólidas y estables. Hoy en día, Ghana es el ejemplo de democracia y alternancia en todo el continente.

Rawlings muere siendo un hombre sobrio y sincero. En los últimos años, se dejaba ver en la calle o en el mercado como un hombre cualquiera, admirado por su pueblo. También se dedicaba a aconsejar a los mandatarios que acudían a él en busca de ayuda. RIP

Pasemos ahora a Amadou Toumani Touré llamado ATT. Militar de carrera, general, tomó el poder en Mali en 1991 para poner fin al desorden instalado en el país por las manifestaciones populares contra el dictador Moussa Traoré. Organizó una conferencia nacional para crear un consenso sobre la gobernanza del país y después de una transición de un año, entregó el poder al nuevo presidente civil elegido democráticamente. ATT se retiró con cabeza alta. A partir de este momento, se convirtió en un héroe para muchos jóvenes africanos que vieron en él una encarnación de la virtud en un momento en que los dictadores asolaban el continente, aferrados al poder como una sanguijuela sobre la piel.

Por su sabiduría y experiencia, fue enviado a la República Centroafricana para ayudar a resolver el conflicto político que había llevado a los motines de una parte del ejército contra el presidente Ange Felix Patassé.

En 2002, ATT presentó su candidatura a las elecciones presidenciales y fue elegido con una holgada mayoría. El pueblo veía en él un soldado de la democracia y depositó sus esperanzas en él.  El primer mandato pasó sin grandes problemas. Sin embargo, el segundo mandato que gano en 2007 no le fue bien. No supo gestionar bien el conflicto de los pueblos del norte que querían la independencia de AZAWAD. Las derrotas sucesivas del ejército crearon un descontento tan fuerte que la situación se hizo insostenible. Dos meses antes del final de su mandato en 2012, fue derrocado por un golpe de Estado pilotado por el capitán Amadou Sanogo. El mundo entero se conmovió del golpe y quiso reaccionar a favor de la vuelta a la normalidad democrática con ATT a la presidencia pero éste sorprendió a todos renunciando al cargo. No fue un final feliz pero fue un final de valentía y de amor por su pueblo.

Amadou Toumani Touré sufrió el exilio y las injustas humillaciones pero al final pudo volver a su país dónde falleció el 10 de noviembre de 2020.

África necesita a hombres que aman a su pueblo más que al poder y que están dispuestos a entregarse cuando haga falta para restablecer la dignidad de su país.



sábado, 7 de noviembre de 2020

El mal ejemplo de una superpotencia

 (Dr Gaetan)

Cuando un país se erige en una superpotencia mundial, tiene que asumir una serie de responsabilidades tanto dentro como fuera de sus fronteras.  No es lo mismo ser un país con poca proyección mundial que ser una potencia de la que convergen todas las miradas y cuyas acciones tienen consecuencias en todos los continentes. Prueba de ello es lo que estamos presenciando últimamente con las elecciones presidenciales en los Estados Unidos de América. El mundo entero está suspendido al conteo diario de los resultados como si el que fuera a ser elegido se convirtiera en el presidente del mundo. De hecho las elecciones americanas han ocultado por completo los desastres electorales de Guinea Conakry y de Costa de Marfil. Tan es así que cualquier palabra descabellada o cualquier acción desubicada de parte del presidente americano puede ser dañina en lugares insospechados lejos de su país.

Los EEUU son una democracia desde 1835. Costaría entender que después de tantos años no se haya desarrollado un sistema serio y eficaz, blindado contra toda posibilidad de fraude. Si es así, ¿cómo es que el presidente Trump acusa a la parte contrincante de organizar un pucherazo? Es todavía más difícil entender la postura de Trump cuando generalmente, en los países dónde hay fraude electoral, la culpa es del que gobierna y no del que aspira a gobernar. No es por primera vez que Trump recurre a esta estrategia. Ya en 2016 acusaba a los Demócratas de amañar los votos en contra de su elección. Y si el sistema es tan vulnerable y conocido desde siempre ¿por qué no intentó reformarlo o reforzarlo o sencillamente cambiarlo durante sus cuatro años de mandato?

El problema que suscitan estas declaraciones es que dan alas a los dictadores del mundo entero que encuentran una cierta justificación a sus métodos. De pronto te dicen que también en Estados Unidos que se declaran heraldos de la democracia, hay dudas en los resultados electorales; que también allí se cuentan votos durante días o semanas sin que se conociera al vencedor. Cuesta entender que los americanos no hayan encontrado un método más moderno con toda la tecnología a su alcance para que los resultados sean conocidos el mismo día como en el resto de países avanzados.

Últimamente, la actitud de Estados Unidos ha sido a veces muy irresponsable como superpotencia cuando tomaron decisiones solamente como país. Por ejemplo, al retirarse del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Los países que suelen estropear los derechos de sus ciudadanos encontraron una justificación a sus fechorías. La presencia de una potencia como América en un organismo le da fuerza y contundencia con respecto al resto del mundo. Cuando se retira, el organismo queda como una carcasa hueca sin peso real. Es de pensar que si los EEUU estuvieran en los acuerdos del Tribunal Penal Internacional, más de uno tomaría sus precauciones antes de organizar los crímenes contra la humanidad.

Hemos de valorar positivamente el mandato de Trump en la medida en que fue el único presidente que, en los últimos años, no invadió ningún país extranjero ni envió tropas a desequilibrar el mundo. Pero su retirada de los Organismos Internacionales contribuyó a debilitarlos. Esperemos que el nuevo presidente sepa volver a la escena internacional que le corresponde sin necesariamente abusar de su poderío.