El otro día, pregunté a una chica
porqué no se sumaba a otras para ir a África en verano y me contestó que no
estaba preparada. Cuando quise saber en qué consistía la no preparación suya me
dijo que tenía miedo. Porque había visto a la televisión cosas de África que
dan miedo. No le podía culpar de lo que había visto. Es que se dice cualquier
cosa sobre África y a veces uno prefiere callarse ante el asombro. Existen
muchos tópicos absolutamente inverosímiles pero muy calados en la mentalidad
occidental. Te dicen de repente que África es el continente miseria, de
enfermedades, de guerras, de bichos raros, de maltrato de mujeres, de niños
desnutridos, de dictaduras y muchas otras barbaridades. Evidentemente, nadie se
para en pensar en qué consisten estas afirmaciones y hasta qué punto son
ciertas, medio ciertas o sencillamente falsas. La gente prefiere creer en lo
que dice la televisión, esa santa cosa que tiene siempre razón!
Existen dos maneras de considerar
África. La primera es verla desde el punto de vista de sus riquezas materiales,
es decir, sus materias primas, sus inmensos territorios, su abundante flor y su
extraordinaria fauna etc. La segunda es considerar su pueblo. Según donde te
colocas en estas dos opciones, tus consideraciones toman una dirección u otra.
Es verdad que existen desgracias
pero también es verdad que África es un conjunto de 54 países con miles de
culturas, vivencias y lenguas, con 780 millones de habitantes, con ricos y
pobres y sobre todo con mucha esperanza en la mirada de la gente. Suelo decir
que los colores africanos me llaman al optimismo.
Es importante que, en el día
internacional sobre África, hablemos de esos millones de africanos que viven en
este continente. Son personas como tú y yo, que intentan llevar su vida con
dignidad dentro de sus familias; personas con culturas variadas y mentalidades
diferentes con el afán de tirar adelante y mejorar su día a día. Allí
encontrarás a mujeres que son pilares de las familias, niños que son alegría de
los pueblos y hombres que luchan contra las diversidades para proteger la vida
de los suyos.
La riqueza más importante reside
en las personas y no en las cosas. Cuando veo la sonrisa de los miles de niños
africanos, veo el futuro de África. Donde hay personas, hay futuro. Las
desgracias diversas debidas al sub-desarrollo responden a una etapa concreta;
en cuanto que este etapa finalice, África se levantará. Por eso, los que aman a
África tienen que invertir en la educación. Un hombre educado se acaba
liberando.
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