Ya son dos días que el foro nacional de reconciliación está en marcha en Bangui. Entre 600 y 700 delegados de todas las tendencias posibles están divididos en diferentes comisiones de trabajo. El problema acuciante que tienen que resolver es el futuro de los combatientes de los diferentes grupos armados: su desarme e inserción en la vida ordinaria o su integración en el ejército nacional a reconstruir.
De momentos, los primeros buenos frutos, al menos sobre el papel, fueron el acuerdo entre los diferentes grupos armados de liberar a los niños soldados que detienen en sus filas. Cuando Seleka avanzaba hacia la capital, fueron acogiendo a muchos adolescentes y dándoles también armadas para combatir. Se convirtieron en soldados a pesar de su edad y abandonaron definitivamente la escuela. Y cuando surgió el fenómeno anti-balaka, pasó lo mismo. Muchos adolescentes entre 12 y 16 años se encuentran en esos grupos de combatientes. Según el acuerdo firmado ayer en Bangui, UNICEF se encargará de identificarlos, recogerlos e integrarlos en la vida que les corresponde.
Todas las tendencias han respondido presentes menos la pequeña rama de Seleka dirigida por el general Nouredin Adam y el partido KNK de Bozizé. Sin embargo, Bozizé y Djotodia reiteraron en Nairobi que no se opondrían a las conclusiones del foro.
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