Uno de los temas que se discute mucho en los círculos de intelectuales africanos es: ¿cómo adaptar el concepto de democracia a la realidad africana? La pregunta se puede hacer de otra manera: ¿Cómo encontrar un sistema en el que los pueblos africanos se encuentren representados sin que sea un cortar-pegar del sistema occidental que a todas luces no encaja ni en las realidades locales africanos ni en la mentalidad?
Estamos asistiendo a la voluntad popular en África para hallar más espacio de libertad y de representatividad. Sin embargo, seguimos también asistiendo a las dictaduras férreas que no parecen inmutarse. El problema es que el que gobierna martirizando a sus ciudadanos, se auto-declara en todas partes demócrata.
Esta semana pasará a la historia recordando la declaración de los líderes de África del Oeste sobre la limitación de los mandatos presidenciales. Reunidos en una cumbre en Ghana, los presidentes de CEDEAO declararon unánimemente que rechazan la limitación de los mandatos presidenciales. Hay que decir que dentro de esos país, los hay cuyo constitución ya limita los mandatos y otros que no. Los que no tienen límites son Gambia y Togo. De hecho el presidente de Gambia, Yaya Djameh lleva 21 años en el poder y asegura que seguirá hasta que Dios quiera. El presidente de Togo, Faure Gnassimbe lleva 10 años y acaba de empezar su tercer mandato.
Hay que recordar que el presidente Compaoré de Burkina Faso fue expulsado del poder por el pueblo cuando quiso cambiar la constitución. Últimamente, Burundi está convulsionado por la candidatura de Nkurunziza a lo que los opositores llaman el tercer mandato. Parece que los tiempos cambian y que cada vez más, la consciencia popular va tomando forma de lucha.
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