Esta mañana del jueves, Burundi se ha despertado en medios de disparos de armas automáticas y pesadas y de manera intensa cerca de la presidencia y de la Radio Televisión Nacional. Los observadores y periodistas internacionales en Bujumbura aseguran que se trata de enfrentamientos entre los militares leales a Nkurunziza y los partidarios del golpista Niyombare. La confusión es total y se teme por el derramamiento de sangre en ese país donde todo es muy sensible y cualquier cosa puede despertar los antiguos demonios.
Todo empezó hace unas semanas cuando el presidente Nkurunziza decidió presentarse al tercer mandato. Según sus partidarios, leyendo la Constitución de una cierta manera, tenía pleno derecho a hacerlo. Algunos burundeses que entienden que su candidatura iba en contra de los acuerdos de Arusha, empezaron a manifestar en las calles enfrentándose contra la policía. Desde el inicio de las manifestaciones hasta hoy, ha habido más de 20 muertes y numerosos heridos y detenciones.
Ayer, miércoles, a mediodía, un general del ejército, antiguo jefe de Estado Mayor y antiguo responsable del servicio secreto de Nkurunziza anunció la destitución del presidente y se comprometió a favorecer el proceso electoral en curso. El presidente Nkurunziza aprendió la noticia desde Tanzania donde se encontraba reunido con sus homólogos vecinos. Pero parece que el general golpista no se había entendido bien con todos los miembros del ejército.
En cuanto el pueblo oyó la noticia a la radio, se echó a la calle para manifestar la alegría. Pero la presidencia anunció rápidamente que el golpe había fallido.
Hasta la noche, nadie sabía quién dirigía realmente el país. El presidente Nkurunziza no pudo aterrizar porque el aeropuerto estaba controlado por los golpistas. Sin embargo, la radio nacional y la presidencia estaban todavía bajo control de los leales al régimen derrocado. Durante toda la noche, hubo intentos de negociaciones entre los golpistas y los leales para evitar la fractura en el ejército y el derramamiento de sangre.
Lo que está pasando esta mañana muestra que las negociaciones no llegaron a un acuerdo satisfactorio. Se teme que estemos asistiendo a un enfrentamiento entre los militares leales a Nkurunziza y los que sostienen el golpe.
A lo largo del día, las cosas serán más claras. Entre tanto, Nkurunziza se considera presidente sin poder volver a su país y el general Niyombare se dice presidente sin poder acceder a la presidencia.
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