El problema de la fosa que contiene 421 cuerpos cerca de Kinshasa sigue creando polémica. Para el gobierno actual, se trata de cadáveres que llevan tiempo en el tanatorio del hospital general de Kinshasa. Las autoridades del hospital, al comprobar que nadie los reclamaba, concluyó que eran cadáveres de los indigentes sin familiares y decidió enterrarlos en una fosa común. Sin embargo, las asociaciones de los derechos humanos tanto interiores como exteriores así que la comunidad internacional insisten en la obligación de exhumar los cuerpos y practicar la autopsia.
Los partidos de la oposición hablar de una matanza hecha por los cuerpos de seguridad durante la manifestación de enero contra la revisión de la constitución.
Muchas son las cuestiones que habría que aclarar según ellos:
- si alguien muere en un hospital siendo indigente, ¿pierde la dignidad y tiene que ser enterrado en una fosa común? ¿El ayuntamiento de Kinshasa no puede comprarle un ataúd y enterrarlo en un cementerio público?
- ¿Qué hacían más de cuatrocientos cadáveres juntos en el tanatorio del hospital?
- ¿Las autoridades del hospital no disponen de un registro de enfermos que fallecieron durante estos días para poder identificar a estos cuerpos?
En fin, las voces se elevan para exigir una investigación para establecer de quienes pertenecen estos cuerpos contrastando los datos y sobre todo comprobar que no murieron por impacto de barra o de golpes.
Entre tanto, las mismas organizaciones de derechos humanos siguen exigiendo la liberación de los activistas pro-democracia detenidos cuando realizaban una conferencia de prensa junto a sus homólogos de Senegal y Burkinafaso. El gobierno les acusa de atentado contra las instituciones del Estado.
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