Después de la matanza de los 148 jóvenes universitarios en Garissa en Kenya, el país está de luto oficial. Se ha decretado tres días al nivel nacional, días de luto pero también de reflexión sobre la cohesión nacional.
Sorprende que hasta ahora la Unión africana no se haya desplazado al lugar para mostrar su solidaridad con uno de sus miembros. Ningún presidente africano se ha propuesto ir a mostrar su apoyo a los kenianos y su rechazo al terrorismo como se hizo en Paris en el mes de enero pasado. El mundo funciona a dos velocidades y la jerarquía va hasta en los muertos.
En estos momentos, hay que reflexionar un poco sobre lo sucedido y ver las razones de esta barbarie. Al Shabaab es una organización terrorista ya conocida en Somalia que lleva años sembrando el terror. Ya anteriormente había hecho atentados en Nairobi contra la embajada de los Estados Unidos y también en Uganda en protesta contra el envío de tropas ugandeses en la misión de paz de la Unión Africana en Somalia (UNISOM). Lo que nadie esperaba era que atacaran a unos estudiantes inocentes, muy lejos del lugar de las decisiones políticas y además haciendo un horror indescriptible.
Los integrantes de los grupos terroristas suelen recibir una formación muy larga de adoctrinamiento, limpiando su cerebro por completo de lo que llamamos "valores tradicionales", sustituyéndolos por "valores del verdadero Islam". La limpieza mental es tal que se llega a la perversión moral de intercambiar el bien por el mal y el mal por el bien. Para esa gente, matar a cristianos es hacer el bien y cuanto más cristianos matas, mejor agradas a Dios. Con este tipo de planteamiento, no es posible el diálogo porque los criterios de valoración no coinciden.
Dentro de esto, se mezclan la pobreza y la falta de perspectivas de muchos jóvenes quienes encuentran en las sectas integristas acogida y vínculos humanos fuertes. Poco a poco, van haciendo de la violencia un modo de vida y de la sangre de lo que llaman "impíos" un motivo de satisfacción. Desgraciadamente, esos tipos de grupos se están multiplicando en el mundo y no parece que se esté tomando el tema en serio.
Al Shabaab se encuentra afincado en Somalia, país que lleva más de 20 años de guerra y desorden, sin gobierno reconocido y sin posibilidad de desarrollo. Al atacar Kenya y separar los cristianos de los musulmanes, parece que quiere fracturar la sociedad keniana en dos y enfrentar a los cristianos contra los musulmanes. En este país, los cristianos son unos 83% mientras que los musulmanes son 12%. Esperemos que los ciudadanos de Kenia se mantengan cohesionados y no caigan en la trampa del enemigo.
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