jueves, 10 de septiembre de 2015
África juzga a su dictador.
Quizá la noticia más importante en estos días en África al nivel de la justicia sea la del juicio contra el ex mandatario de Chad, Hissène Habré que está teniendo lugar en Senegal. Los que tienen televisión pudieron ver cómo el que se autollamaba "el combatiente del desierte" en su época de gloria fue arrastrado por los policias obligándole a sentarse en el banquillo de los acusados. Algo está cambiando en África y para bien.
El juicio llega en un momento en que se levantan muchas voces en el continente criticando la actuación del Tribunal Internacional de la Haya. Se le acusa de imparcialidad en su afán de perseguir solamente a los mandatarios africanos. Muchos, sin negar que los acusados tengan que ver con los crímenes por ellos cometidos, reprochan al Tribunal de no investigar a los criminales de otros continentes. Sin decirlo claramente, se le acusa de no ocuparse de las barbaridades cometidas en Irak, Afganistan, Siria etc. No faltan quienes creen que se trata de un instrumento del neocolonialismo.
El juicio de Hissène Habré es un intento del continente africano de ocuparse de sus asuntos. Su éxito pondrá de manifiesto la madurez de los africanos a tomar en serio la justicia.
Ha pasado muchos años de gestiones para que finalmente la Unión Africana decidiera poner en marcha un tribunal especial para el caso Habré. Bélgica querría su extradición pero no lo consiguió. Senegal no se sentía capacitado para juzgarlo. Lo que está pasando ahora es el resultado de un largo proceso de reflexión.
Hissène Habré dirigió Chad de mano de hierro entre 1982 y 1990 cuando fue derrocado por su antiguo jefe de de seguridad, Idriss Deby. Durante su mandato, Habré se ilustró en la violación de los derechos humanos, matando y torturando a miles de opositores. Fueron ocho años de llanto y terror. Las organizaciones de los derechos humanos calculan que se habrían matado a 40 mil personas y torturado a muchas más. Cuando fue expulsado del poder huyó a Senegal donde estuvo durante muchos años sin inquietarse. Finalmente la historia giró de otra manera y Habré tiene que enfrentarse a su propio pasado.
De momento Habré se niega a comparecer y a declarar pero el tribunal le obliga policialmente a hacerlo. Se trata de la dignidad de Africa en juego. África tiene que ser capaz de apresar a sus opresores y juzgarlos sin miramientos. Esperemos que los criminales de ayer, hoy y mañana vean que la verdad acaba siempre triunfando.
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