NTREVISTA
"Si la Comunidad Internacional sigue apoyando y si los beligerantes respetan su palabra, habrá paz en Centroáfrica"
Así lo afirma el misionero Gaétan Kabasha a HOY Guareña en una entrevista cuando pasó por Guareña y contó que el desarrollo africano pasa por la educación sistemática de todos
NOTICIA DE PEDRO FERNÁNDEZ LOZANO10/06/2015
Gaétan Kabasha ha pasado por Guareña acompañado de unos amigos, uno, nativo de aquí, José María Molina, y la esposa de éste, la madrileña María José Bermejo. Gaetan nació en Kigali (Ruanda) el 20 de marzo de 1972, país de África Central sin salida al mar, que limita con Uganda, Burundi, República Democrática del Congo y Tanzania. La dependencia de la agricultura de subsistencia, la densidad demográfica alta y en aumento, la disminución de la fertilidad del suelo y el clima incierto, hacen de Ruanda un país todavía pobre. Es recordado hoy día por las sangrientas guerras que lo azotaron recientemente y, particularmente, por el genocidio ocurrido en 1994, en el que las muertes superaron el millón de personas, y Gaétan lo vivió.
HOY Guareña se acercó a este personaje que parecía interesante por lo que nos pudiera contar. Vive en España y está comprometido con el desarrollo de África y un mundo más humano. Licenciado en Filosofía, está elaborando la tesis doctoral sobre violencia colectiva, tiene experiencia en desarrollo rural y en sistema social de África. Habla el francés, inglés, castellano, kinyarwanda, lingala y sango. Es capellán del Hospital Clínico San Carlos, de Madrid. Lleva 4 años.
Gaétan es Misionero en Centroáfrica (2003-2011). Está incardinado en la diócesis de Bangassou, en República centroafricana. El obispo es Juan José Aguirre, de Córdoba. Cruzó Congo para salvarse del genocidio y llegó a Centroáfrica, después de vivir experiencias difíciles, "Dios me abrió los ojos sobre la miseria, sobre la humillación...". En tiempos de dificultades su fe creció y "estaba más seguro en la presencia de Dios", afirma.
El genocidio en sí sólo duró tres meses, entre los hutus y los tutsis pero la guerra había durado 4 años. Estudió en el seminario de Bangui entre 1997-99 y el obispo le envía a estudiar a España (1999-03), en Madrid.
Después decidió volver a Centroáfrica, se hizo cura en 2003 y comenzó su labor como misionera metido de pleno por el desarrollo, "no solo evangelizar, sino también ayudar al pueblo a salir de la miseria", trabajando en la Fundación Bangassou. "Si queremos desarrollar África hay que ir más allá del aspecto humanitario", afirma.
¿Por dónde empezamos para desarrollar África? Sostiene que hace falta dinero, más negocios, actividad comercial, pensamiento, plan general de desarrollo. Entre la oenegé, lo humano, y el estar cruzado de brazos quieren llegar a explotar este espacio para el desarrollo de África. Otro aspecto es asesorar a gobiernos y empresas que quisieran apostar por el desarrollo de este continente. "Los que vienen de fuera saquean, los gobiernos no priorizan, les hace falta asesoramiento y esto hace frenar a los predadores. Por eso la educación es importante, que la gente estudie y que los gobiernos se dejen asesorar", explica. En algunos países, más del 80% no saben leer ni escribir, dice. Asegura que no se sabe el censo que hay, sólo una estimación del mismo.
Kabasha hizo un curso de alfabetización. Hay un proyecto para formar a formadores. Dice que hay que elaborar proyectos donde se puede conseguir financiación. "Los ministros sí quieren hacer cosas pero están mal asesorados", dice. Gaétan quiere estudiar, pensar en problemas y cómo atajarlos. Sanidad y Educación, dos pilares de progreso y necesidad vital para el desarrollo.
Ruanda tiene importancia su ubicación geográfica, interés geopolítico; allí está la cabeza del nacimiento del Nilo y el río Congo, aguas que van al Índico y al Atlántico. Zona de prosperidad y de proximidad a zonas de conflicto (Congo). En el país vecino, Congo, hay mucho Coltán, mineral determinante para la construcción de información.
Después de estudios en España, "volví a la República Centroafricana donde me hice sacerdote. Durante ocho años, estuve trabajando en una zona remota de este país donde las personas luchan cada día por sobrevivir en medio de la pobreza y la violencia. Allí pude observar con mis iniciativas que el desarrollo es posible si se hace a gran escala en una dinámica general", asegura.
Gaétan explicó a HOY Guareña lo que pasa en este país ubicado en el corazón del continente africano donde, a pesar de no gozar de mucha atención por parte de los medios de comunicación internacionales, pasan cosas muy serias y dramáticas.
"Imaginen un país de extensión tan grande como España y Portugal, habitado sólo por cuatro millones y medio de personas, cubierto casi en su totalidad por bosques, con una tierra muy fértil, con un clima maravilloso y con abundantes reservas de oro, diamantes, uranio y petróleo. Parece que estamos ante un país maravilloso. Ahora, escuchen la segunda parte. Se trata del segundo país más pobre del mundo, muchos de sus habitantes están desplazados, la esperanza de vida ronda los 48 años, y cientos de miles de niños sufren desnutrición y están sin escolarizar. Esta es la República Centroafricana", explicó la situación de aquel país.
Brevemente, ¿cuáles son las razones de la guerra en Centroáfrica y qué componentes tienen?
El conflicto de Centroáfrica tiene causas políticas, económicas y religiosas. En primer lugar, el país lleva muchos años con sucesivos gobiernos corruptos salidos de golpes de Estado. Cuando no hay ni estabilidad política ni legitimidad, es normal que surjan conflictos que pueden llevar a una guerra y un estallido social. Todos los dirigentes que condujeron el país se caracterizaron por la corrupción, el nepotismo y el regionalismo, dejando el país sumergirse en la miseria. En segundo lugar, Centroáfrica es un país muy rico en minerales (diamante, uranio, oro, petróleo etc.) pero se posiciona en la lista de los países más pobres del mundo por la mala gestión de esos recursos. De repente, uno puede pensar que la codicia de los multinacionales para hacerse con esos minerales yace por debajo de los conflictos recurrentes. En tercer lugar, viene el tema religioso. Los musulmanes de Centroáfrica son una minoría que vive mayoritariamente en el nordeste, en la frontera con el Darfúr, lugar completamente descuidado, sin infraestructuras ni desarrollo. El sentimiento de abandono y de frustración empujo a muchos a tomar las armas para reivindicar sus derechos. El conjunto de esos factores llevó el país al colapso actual.
¿Hay esperanza o la solución pasa por rebeliones?
Siempre hay esperanza. No podemos estar pesimistas. Donde los hombres aceptan sentarse sobre una misma mesa de diálogo, hay solución. Concretamente, se acaba de celebrar un foro nacional de reconciliación que reunió a todos los actores políticos, militares, sociales y religiosos. Todos se pusieron de acuerdo sobre los temas importantes como la liberación de los niños soldados, el desarme de todos los grupos armados, la libre circulación en el interior del país y la organización de las elecciones generales a finales de este año. Si la Comunidad Internacional sigue apoyando y si los beligerantes respetan su palabra, habrá paz. El problema surge cuando algunos se comprometen y luego no cumplen.
¿Cómo se podría desarmar a los Seleka?
El tema de los seleka es muy complejo. Ahora mismo están divididos en más de tres facciones y se afincan en la parte este-norte del país, un territorio inmenso y muy armado. Por la fuerza, no parece que sea fácil desarmarlos si tenemos en cuenta que el gobierno no dispone de un ejército nacional. No creo que los cascos azules de la ONU se atrevan a entrar en enfrentamientos mortales en esos bosques y selvas. La única solución posible es el diálogo y el dinero. Así, se les puede integrar en la sociedad a cambio de su desarme voluntario. Muchos están listos para emprender alguna actividad comercial si intercambian sus armas con dinero. Pero es importante que el gobierno central tenga dinero y que sea eficaz a la hora de aplicar las decisiones tomadas.
¿Y qué piensa de una intervención internacional?
En Centroáfrica ya hay una intervención internacional. Primero empezaron los países vecinos con 2.000 militares, luego tomó el relevo la Unión Africana con 3.500 militares y finalmente llegó la ONU con 12.500 cascos azules aunque nunca llegaron a esta cifra. En paralelo, Francia intervino con 2.000 soldados en la operación Sangaris y muy posteriormente también la Unión Europea decidió enviar a 800 militares entre ellos unos 100 españoles. La intervención internacional ayudó a parar lo que se anunciaba como una limpieza religiosa entre musulmanes y no musulmanes así que la estabilización de las grandes ciudades. Pero no consiguieron desarmar ni a los antibalaka ni a los seleka. Al final, la comunidad internacional puede ayudar pero en el último término serán los nacionales los que tendrán que tomar el relevo.
¿La Iglesia puede invitar a evitar sentimientos de venganza?
La Iglesia ya ha hecho mucho para evitar una catástrofe. Desde el principio, inició plataformas que reúnen a los dirigentes musulmanes, protestantes y católicos en muchos sitios del país. Con estas plataformas, se consiguió sensibilizar a los habitantes y evitar males mayores. Donde funcionaron bien, no hubo matanzas. Al nivel nacional, el arzobispo de Bangui, mgr Nzapalainga, junto con el Imán Layama y el pastor Grekoyame hacen una labor extraordinaria para solucionar los conflictos religiosos. Por otra parte, muchos sacerdotes abrieron las iglesias para dar cobijo y protección a los musulmanes que huían de sus pueblos atacados por los antibalaka. Muchos siguen todavía escondidos en las iglesias. Ahora, la Iglesia ha fijado como mensaje principal el perdón y la reconciliación entre los distintos beligerantes.
¿Qué se puede hacer desde Europa?
Europa mostró una gran debilidad a la hora de abordar el tema de Centroáfrica. Cuando se trataba de enviar tropas, los 25 países de la Unión Europea no fueron capaces de reunir a 1.000 militares. Al final enviaron unos 800 efectivos que hicieron una buena labor. Sin embargo, el hecho no deja de ser una vergüenza para los que ven a Europa como una potencia con grandes presupuestos militares y como heraldo de los derechos humanos. A la hora de la verdad, no se manifestaron con contundencia. Ahora lo que se puede hacer es apoyar económicamente las iniciativas que se están tomando como por ejemplo involucrarse en el desarme de los grupos armados así que formar el nuevo ejército nacional. Luego, una vez que se hayan hecho las elecciones generales, ayudar a poner en marcha los proyectos de desarrollo e infraestructuras. El país está completamente destruido y si se quiere evitar futuros enfrentamientos, será necesario proyectos serios de desarrollo.
¿Dónde cree usted que realmente esté la solución, en formar a la gente, acabar con el analfabetismo...?
No existe ningún país del mundo que se haya desarrollado sin pasar por la educación. Para mí, la educación es el pilar fundamental de todo el edificio. Es importante que todos los niños vayan a la escuela y que sigan hasta la universidad. Solamente así se prepara un futuro seguro. Sin educación, seguiremos fabricando a jóvenes desempleados y analfabetas, capaces de confundir armas con medios de vida. Luego en la medida de lo posible, alfabetizar a los mayores que no pudieron ir a la escuela en su momento. Para mí, el desarrollo africano pasa por la educación sistemática de todos.
"El mundo es peligroso, no por causa de los que hacen el mal, sino por aquellos que miran pasivamente sin hacer nada", dijo Einstein.
No hay comentarios:
Publicar un comentario