La guerra del Sudán del Sur.
Para muchos observadores, la
guerra actualmente en curso en el Sudán del Sur es fruto de la estupidez y de
la codicia de dos personajes claves de ese país: el presidente Salva Kiir y su
ex vicepresidente Riek Machar. Es también la guerra más absurda a la que
estamos asistiendo en los últimos tiempos. Tan es así que se está llevando al
joven país al borde de la desaparición como nación y la auto-destrucción como
pueblo.
Las raíces del conflicto.
Para entender el conflicto
actual, hay que tomar en cuanta tres cosas importante: la historia del país, la
composición étnica de esta parte del Sudán y los recursos petrolíferos.
En primer lugar, durante la época
colonial, Inglaterra nunca se preocupó de formar a una élite capaz de
auto-dirigirse. Se entregó a la ocupación y la explotación de los recursos.
Cuando el Sudán recobra su independencia, el sur estaba completamente
desprovisto de recursos humanos. Por otro lado, ya desde la independencia en
1956, el norte y el sur entran en una guerra mortífera que durará muchos
décadas.
Durante la segunda guerra entre
el norte y el sur, John Garang que era militar del ejército nacional se
convirtió en el leader el sur. Para impedir cualquier rivalidad en el mando, se
encargó de descartar a cualquier persona emergente, llegando incluso a matar a
los que podía sospechar de tener mejores capacidades que él. Este hecho hizo
que el Sudán del sur se quedará mermado en cuanto a la capacidad intelectual de
auto-gobierno. Salva Kiir que sustituyó a John Garang, después de su accidente
mortal, no es más que un sargento del ejército y según muchos analistas, manipulable
e incapaz de tener una visión clara del futuro nacional. Riek Machar su
adversario hizo sus estudios en Inglaterra pero su ambición por el poder y su
codicia le hace incapaz de posponer sus intereses personales por encima de los
del Estado.
En segundo lugar, viene el
problema étnico. Allí nos encontramos con dos grandes grupos sociales
importantes: los dinka de los cuales proviene Salva Kiir y los nuers de los
cuales proviene Riek Machar. Las dos etnias son nilóticas y fueron
principalmente pastores de vacas antes de combinar esta actividad con la
agricultura. Son generalmente de religión tradicional aunque últimamente muchos
acogieron la religión cristiana. Los miembros de estas etnias son muy altos
pudiendo llegar algunos a 2 metros de altura. Hablan lenguas diferentes pero
con cierta similtud. Sus costumbres, aunque diferentes, tienen algo en común.
Los dinka son mayoritarios con unos 3.000.000 de integrantes mientras que los
nuers son unos 2.000.000.
Ya en 1991, hubo enfrentamientos
entre los dinka y los nuers. Entonces, el leader de los dinka era John Garang y
el de los nuers, Riek Machar. Todo se saldó con al menos 5.000 muertos. Sin
embargo, el hecho de tener entonces un enemigo común, el Sudán del norte,
volvieron a unirse para la lucha.
Se piensa que el hecho de vivir
en estructuras de clanes hace que la gente no tenga una visión muy amplia del
estado. De repente, los ejecutivos funcionan como si estuvieran dentro de un
clan pequeño. El Estado nuevamente
creado se convirtió rápidamente en un estado fallido sin estructuras sólidas,
sin control riguroso, con mucha corrupción y clientelismo.
En tercer lugar, viene el
petróleo. El primer recurso que genera ingresos es el petroleo. Desde siempre
el Sudán del norte quiso controlar este recurso y de momento aprovecha con las
tasas de tránsito. Le interesa que se siga sacando mucho para beneficiar mucho.
En la actualidad, tres son las
empresas que se encargan de explotar el petróleo del Sudán del sur: China
National Petroleum Corporation, Oil National Gaz Corporation, Petronas. China,
Malasia e India monopolizan este sector. Todas las rivalidades tienen como
punto de mira este recurso.
Por tanto, el conflicto del Sudán
del Sur aunque con tintes étnicos, no es ni religioso (los dos bandos practican
las mismas creencias) ni realmente étnicos al menos en los inicios.
La guerra
Cuando se firmó los acuerdos de
paz entre el norte y el sur, se hizo posteriormente un referendo de
auto-determinación. Con el impulso de los Estados Unidos, el presidente El
Bechir del norte aceptó el veredicto popular. Sudán del Sur se convirtió en el
país más joven del mundo el 9 de julio de 2011. Salva Kiir de la etnia dinka se
convierte en el presidente y Riek Machar en su vice-presidente. A partir de
aquí, empiezan las rivalidades entre los dos mandatarios mirando más su ego que
los intereses de su país.
El 13 de diciembre de 2013,
empieza la guerra. Salva Kiir detiene a 10 dirigentes nuers acusándoles de
preparar un golpe de Estado. Riek Machar se rebela con una parte del ejército.
La guerra entre dos hombres arrastra a las dos etnias en unos sangrientos
enfrentamientos. Los rebeldes ocupan la ciudad de Bor y posteriormente Bentiu
haciendo de paso limpieza étnica. Los militares del gobierno contra atacan
haciendo a su vez limpieza étnica. En solamente dos semanas, los muertos se
cuentan por miles. La Misión de paz de la ONU se ve desbordada por el flujo de
los desplazados.
El presidente Ugandés Museveni
envía refuerzos al presidente Kiir que consiguen frenar la furia de los rebeldes.
También el presidente del norte, El Bechir se muestra aliado de Kiir por
intereses obviamente.
En enero 2014, se firma acuerdos
de paz en Addis Abeba (Etiopia) en los cuales se decide enviar tropas etíopes
para garantizarlos. Sin embargo, los acuerdos están constantemente violados una
y otra vez. El Sudán del Sur se encamina a la desaparición como estado.
En la actualidad, la guerra sigue
allí. Siendo un país nuevo sin estructuras, se teme una desagregación total.
Estamos ante un posible Estado fallido donde la corrupción, la desigualdad, la
injusticia y la pobreza son los elementos que más ocupan el terreno. Los países
vecinos intentan apagar el fuego pero también ellos van protegiendo cada uno
sus intereses.
Lo único que los dirigentes del
Sudán del Sur están mostrando al mundo es que son incapaces de ver el bien
común, olvidar las diferencias y reunir energías para batir un país. Están
dando razón al Sudán del norte que defendía que no eran todavía maduros para
crear un país independiente.
Últimamente, gracias a la amenaza
de sanciones por parte de la Comunidad Internacional, las dos partes firmaron
un acuerdo de paz el 26 de agosto de 2015 en Juba. Delante de los presidentes
de Uganda, Kenya, Etiopia etc. los dos protagonistas, Salva Kiir y Riek
Machaar, se comprometieron a enterrar el hacha de la guerra. Según los
acuerdos, la parte de Kiir tendrá un 53% del gobierno mientras que la de
Machaar tendrá un 33%. El resto de partidos se contentarán con un 14%. Las
tropas de Uganda tendrán que retirarse y dejar la seguridad a las fuerzas
internacionales.
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