(Gaetan kabasha)
Las prácticas en torno al nacimiento, el
matrimonio y la muerte forman parte de los elementos característicos de una
cultura dada. Son momentos tan especiales que cada pueblo desarrolla sus
actitudes que suelen ser muy específicos.
Estuve invitado a un funeral en un barrio de
la ciudad de Accra (Ghana) y pude observar parte del procedimiento curiosísimo
en torno a la muerte en la mayoría de las diferentes tribus de Ghana. Se
trataba del funeral pero en realidad, no tenía nada que ver con ninguna
ceremonia religiosa sino más bien era un encuentro especial de todos los
miembros y amigos en la casa del difunto una semana después del fallecimiento.
Cuando pregunté si el difunto estaba ya enterrado, me miraron con ojos extraños
y después de comprobar que no son del lugar, me explicaron que el cuerpo sigue
todavía en el tanatorio.
En Ghana, la práctica funeraria se puede
dividir en tres etapas.
La primera se refiere al día del
fallecimiento. Es un día de luto seguido de dos o tres días de mucha
intensidad. Las vestimentas de luto et el llanto son la tónica del momento que
se convierte en un evento social capaz de congregar a centenares de personas,
desde los miembros de la familia hasta los curiosos pasando por los vecinos,
conocidos etc.
La segunda etapa se refiere a lo que llaman
el funeral: Una semana después, los miembros de la familia se reúnen en la casa
del difunto todo el día. Todo el mundo procura comprar el uniforme fijado por
los jefes de la ceremonia. A veces, el coste del uniforme puede suponer mucho
dinero pero es moralmente obligatorio llevarlo. Todo el día, se alternan
música, discursos, comida, bebidas etc. Es el día en que la familia decide como
organizar el enterramiento. En Ghana, dependiendo del estatuto social o de los
problemas familiares, el entierro puede esperar meses o años. Si se trata de un
rey o un gran jefe, el entierro se hace después de dos años. En algunos
lugares, todo depende de la construcción del mausoleo en el pueblo natal dónde
reposará el cuerpo del difunto.
La tercera etapa es el entierro. Durante tres
días que preceden el evento, la familia vuelve a reunirse en un ambiente
cargado de intensidad. Es el luto final. Se fabrica un ataúd especial con
coloridos y a veces con formas que indican la vida del difunto. El entierro se
hace en un espectáculo que puede parecer una fiesta dónde a veces el ataúd es
llevado a hombros en un paso de procesión o sencillamente de danza. Los gastos
son enormes pero nadie se acuerda de poner algo de razón en este tema. Los
muertos cuestan más que los vivos.
En todo este proceso, solamente la familia
biológica tiene la última palabra. Los otros miembros son protocolarios. Sin embargo,
todos tienen la obligación de estar y de llevar el uniforme. En algunos casos,
la muerte de uno puede dejar a todos en la miseria.
En el funeral dónde estuve, todo me parecía
normal cuando de repente nos invitaron (los de mi grupo) a retirarnos para
comer. La mesa estaba repleta de comidas y bebidas de todo tipo. No se trataba
de una comida simbólica sino de un verdadero banquete. En este instante, los comensales
olvidan el luto mientras que fuera, en las tiendas levantadas por la ocasión,
los otros siguen con su música, discursos etc.
Después de esta suculenta comida, nos
despedimos de los organizadores pero uno de nosotros tuvo la intuición de dejar
un sobre para participar al proceso.
En el camino de vuelta, me preguntaba: Durante
todo este tiempo de luto que puede durar meses o años, si algún otro miembro de
la familia fallece, ¿qué pasa?
No hay comentarios:
Publicar un comentario