sábado, 13 de julio de 2019

Los funerales en Ghana



(Gaetan kabasha)

Las prácticas en torno al nacimiento, el matrimonio y la muerte forman parte de los elementos característicos de una cultura dada. Son momentos tan especiales que cada pueblo desarrolla sus actitudes que suelen ser muy específicos.
Estuve invitado a un funeral en un barrio de la ciudad de Accra (Ghana) y pude observar parte del procedimiento curiosísimo en torno a la muerte en la mayoría de las diferentes tribus de Ghana. Se trataba del funeral pero en realidad, no tenía nada que ver con ninguna ceremonia religiosa sino más bien era un encuentro especial de todos los miembros y amigos en la casa del difunto una semana después del fallecimiento. Cuando pregunté si el difunto estaba ya enterrado, me miraron con ojos extraños y después de comprobar que no son del lugar, me explicaron que el cuerpo sigue todavía en el tanatorio.

En Ghana, la práctica funeraria se puede dividir en tres etapas.
La primera se refiere al día del fallecimiento. Es un día de luto seguido de dos o tres días de mucha intensidad. Las vestimentas de luto et el llanto son la tónica del momento que se convierte en un evento social capaz de congregar a centenares de personas, desde los miembros de la familia hasta los curiosos pasando por los vecinos, conocidos etc.
La segunda etapa se refiere a lo que llaman el funeral: Una semana después, los miembros de la familia se reúnen en la casa del difunto todo el día. Todo el mundo procura comprar el uniforme fijado por los jefes de la ceremonia. A veces, el coste del uniforme puede suponer mucho dinero pero es moralmente obligatorio llevarlo. Todo el día, se alternan música, discursos, comida, bebidas etc. Es el día en que la familia decide como organizar el enterramiento. En Ghana, dependiendo del estatuto social o de los problemas familiares, el entierro puede esperar meses o años. Si se trata de un rey o un gran jefe, el entierro se hace después de dos años. En algunos lugares, todo depende de la construcción del mausoleo en el pueblo natal dónde reposará el cuerpo del difunto.
La tercera etapa es el entierro. Durante tres días que preceden el evento, la familia vuelve a reunirse en un ambiente cargado de intensidad. Es el luto final. Se fabrica un ataúd especial con coloridos y a veces con formas que indican la vida del difunto. El entierro se hace en un espectáculo que puede parecer una fiesta dónde a veces el ataúd es llevado a hombros en un paso de procesión o sencillamente de danza. Los gastos son enormes pero nadie se acuerda de poner algo de razón en este tema. Los muertos cuestan más que los vivos.
En todo este proceso, solamente la familia biológica tiene la última palabra. Los otros miembros son protocolarios. Sin embargo, todos tienen la obligación de estar y de llevar el uniforme. En algunos casos, la muerte de uno puede dejar a todos en la miseria.

En el funeral dónde estuve, todo me parecía normal cuando de repente nos invitaron (los de mi grupo) a retirarnos para comer. La mesa estaba repleta de comidas y bebidas de todo tipo. No se trataba de una comida simbólica sino de un verdadero banquete. En este instante, los comensales olvidan el luto mientras que fuera, en las tiendas levantadas por la ocasión, los otros siguen con su música, discursos etc.
Después de esta suculenta comida, nos despedimos de los organizadores pero uno de nosotros tuvo la intuición de dejar un sobre para participar al proceso.
En el camino de vuelta, me preguntaba: Durante todo este tiempo de luto que puede durar meses o años, si algún otro miembro de la familia fallece, ¿qué pasa?

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