(Gaetan Kabasha)
Ha tardado en llegar. Muchos
empezaron incluso a hacerse preguntas sobre la hipotética inmunidad de la raza
negra al nuevo virus. Pero al final llegó. Gota a gota, pero con un paso firme,
la pandemia se va apoderando de los países africanos. En este miércoles 25 de
marzo, ya son 43 los países afectados sobre 54 con un total de 2.412 casos
detectados y más de 60 muertos. Los países más afectados al sur de Sahara son
Suráfrica con 709 casos, Burkina Faso con 114, Senegal con 96, Camerún con 70,
Ghana con 53, RDCongo con 43, Ruanda con 40 etc. ¿África podrá hacer frente al
desafío?
La inquietud es grande en todos
los países. Tantos los ciudadanos como los dirigentes saben que el problema
está por encima de las capacidades actuales: sistema sanitario precario, aglomeraciones
difíciles de evitar, sistema de vida diaria en su globalidad etc. La incertidumbre
es total. No faltan los que auguran una hecatombe ante lo que se avecina. Algunos
países no tienen capacidad técnica propia para detectar el virus; otros no
tienen suficientes especialistas en enfermedades respiratorias; los
respiradores son escasos etc. Muchos recurren a la OMS o al Instituto Pasteur con
capacidades limitadas para detectar los casos.
Todos los países son conscientes
del problema e intentan paliarlo en la medida de lo posible. Algunos ya han
tomado medidas drásticas de confinamiento total como es el caso de Ruanda,
Suráfrica, Senegal, Madagascar, Costa de Marfil, RDCongo etc. Otros han cerrado
las escuelas y las iglesias como medida de contención y se dedican a
sensibilizar a la población sobre la prevención. Pero surgen interrogantes: ¿Es
posible aplicar el confinamiento total en todas las ciudades africanas? ¿Se
puede hablar de higiene de manos a un pueblo que no tiene agua?
A diferencia de Europa dónde la
vida se pasa en el interior de la casa, los pueblos africanos viven fuera y
utilizan la casa solamente para dormir la noche. Pedir a un africano que quede
en su casa es pedirle todo un cambio de sistema de vida. El desafío es tan
grande que generalmente las casas de la gente (menos los más adinerados) son
pequeñas y no disponen de espacio para estar durante largo rato. No hay
frigorífico para guardar comida ni baños para ducharse y hacer necesidades, ni
cocina interior, ni wifi para entretenerse etc. Todo se hace fuera y muchas
veces de manera comunitaria.
Por el tema de lavar las manos
como medida principal recomendada por la OMS en la lucha contra la pandemia, algunos
países han ideado métodos originales para paliar la falta de agua en casa. En
Ruanda por ejemplo están implementando un tipo de grifo artificial y móvil que
conlleva un cubo debajo y un lugar dónde pisas para que el agua salga en el
grifo. Se llama “Kandagirukarabe” (pisa y lávate). Es realmente genial. Pero ¿cuántos
países están inventando algo con respecto a las realidades de sus pueblos?
En muchos lugares, la gente tiene que hacer colas a un pozo o a un grifo muy lejos de casa con recipientes o bidones para recoger agua. El agua es un bien escaso, muy escaso. En estos lugares, toda la familia utiliza un mismo cubo con la misma agua para lavarse las manos. En estas circunstancias, ¿cómo hacer para evitar el contagio?
Los niños buscando agua en Ruanda
En las grandes ciudades, miles de
personas comen en función de lo que han podido hacer durante el día. Encontrarás
a algunos haciendo taxi-moto o taxi-bicicleta, otros cargando o descargando
camiones, otros circulando con mercancías en las calles etc. Muchas mujeres
consiguen alimentar familias enteras con su presencia diaria en los
multitudinarios mercados donde no cabe ni un alfiler entre las personas. Su subsistencia
depende del día a día. Estos no tienen sentido de almacén o de cuenta bancaria.
Basta con hacer un paseo por los suburbios de las grandes ciudades para darse
cuenta de esta realidad.
Vendedor ambulante en el mercado de Douala
Dicho esto, no veo a los
gobernantes confinar a los habitantes de las ciudades como Kinshasa, Lagos,
Douala etc. con medidas drásticas durante un mes. Sencillamente es imposible.
Las medidas de confinamiento aplicados en Europa no caben en las ciudades de
África. Las realidades son diferentes, la mentalidad también. La gente tendrá
que elegir entre el virus y el hambre. Sinceramente, creo que elegirá el virus.
A mi modo de ver, África tiene
que encarar la pandemia con más imaginación. No caben los métodos aplicados en
otros lugares. Hace falta soluciones imaginativas que se adaptan a las realidades
socio-económicas de cada país. Entre
tanto, mi esperanza es que se descubra el remedio antes que llegue el desastre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario