(Gaetan)
Hace unos meses se especulaba de que el Coronavirus se quedaría en las ciudades de China. Algunos se atrevían a decir que todo era por culpa de los primitivos chinos que comen los animales salvajes como si no supieran como cocinar la carne desde que los comen. Hay quienes se atrevían incluso a decir que, en todo caso, la economía de China no acompañaba el sistema sanitario. Todo esto para concluir con mucha soberbia y una buena dosis de egocentrismo que los sistemas europeos estaban preparados para cualquier cosa.
Entre tanto, los vuelos seguían llegando de China hacia Europa. Todos los viajeros se sorprendían que al llegar sobre todo a Madrid, no se les aplicaba ningún análisis ni veían una chispa de medida especial para contener la entrada del virus. Las autoridades o sus representantes ne dejaban de repetir que todo estaba bajo control.
Luego el virus llegó a Italia, un país civilizado, nada que ver con el resto del mundo considerado como el tercer mundo habitado por los sub-desarrollados dónde surgen las plagas. Italia se enfrentó al virus con esta cosa que llaman "medidas de proporcionalidad" como sí estuviera ante un adversario que piensa y que sopesa sus ataques. No, el coronavirus no piensa como los humanos; es pequeño pero peligroso. No entiende de la proporcionalidad. O se ataja desde el principio o te hace daño desde dentro. Y una vez dentro de la estructura, se incrusta, se multiplica, se expande y acaba poniendo a dura prueba todo el sistema.
Ya a partir de Italia, los europeos se han dado cuenta de que la epidemia no era cosa de otros. Ya son varios los países absolutamente confinados donde nadie sale de casa a no ser por hacer lo que autoriza el Estado. Los ejércitos están en las calles. Los hospitales están colapsados o a punto de serlo. Las farmacias no son capaces de proporcionar material imprescindible para luchar contra el coronavirus (alcohol, gel hidroalcólico, glicerina, máscara etc). Los contagios siguen en alza y los fallecidos también. ¿Podemos seguir diciendo que el sistema está preparado para cualquier emergencia? ¿Cuándo iba llegando el virus, nadie se acordó de hacer previsiones?
Es posible que las autoridades hayan confundido el tiempo ordinario con el tiempo extraordinario. No cabe duda que el sistema sanitario occidental está muy bien preparado en los tiempos ordinarios a la hora de tratar distintas enfermedades incluidas las más graves. Ahora bien, una pandemia es otra cosa: se trata de una enfermedad que afecta las masas en un tiempo muy corto, capaz de colapsar cualquier sistema por muy preparado que sea. Quizá en este caso habría falta un enfoque diferente privilegiando más creatividad, más tecnología, más información, más disciplina colectiva, más agilidad en la toma de decisiones etc.
Es posible que las autoridades hayan confundido el tiempo ordinario con el tiempo extraordinario. No cabe duda que el sistema sanitario occidental está muy bien preparado en los tiempos ordinarios a la hora de tratar distintas enfermedades incluidas las más graves. Ahora bien, una pandemia es otra cosa: se trata de una enfermedad que afecta las masas en un tiempo muy corto, capaz de colapsar cualquier sistema por muy preparado que sea. Quizá en este caso habría falta un enfoque diferente privilegiando más creatividad, más tecnología, más información, más disciplina colectiva, más agilidad en la toma de decisiones etc.
El sistema occidental en su conjunto está sometido a una dura prueba. Ahora no se trata solamente de un problema sanitario sino también económico, educativo, familiar, social, humanitario etc. Esta pandemia ha trastornado toda la estructura levantada sobre la globalización y la economía virtual. Un pequeñísimo bicho está poniendo patas arriba a todo un gigante que se creía imbatible. ¡Ojalá esto sirva de lección a la humanidad!
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