La guerra de Somalia.
Somalia es desde más de 20 años
el prototipo de lo que se llama en el lenguaje internacional "un país
fallido". Este término se aplica tan bien porque realmente el país se
rompió en pedazos perdiendo por completo las características de un estado.
Desde 1995, su sede en la ONU está desocupada. Somalia es la cara más amarga de
un país que junta a la vez la codicia, la corrupción, el egoísmo, la pobreza y
tantas otras lacras típicas de la degeneración. El resultado es una violencia
generalizada y una lucha de todos contra todos, muchas veces, sin sentido.
Origen del conflicto.
La colonización de Somalia fue un
caso atípico. Pasó sucesivamente entre las manos de Francia, Italia, Reino Unido.
También una parte importante estuvo bajo dominio de Etiopia y otra bajo dominio
de Kenya. Este hecho hizo que después de la independencia, Somalia nunca tuvo
una identidad como estado. Se puede fijar la independencia en 1960 cuando
Inglaterra e Italia se entienden para dejar el territorio.
En 1969, el general Siad Barre
hace un golpe de Estado e instala una dictadura. Consigue apoyo de Estados
Unidos y otorga el mercado de la explotación del petróleo a las empresas
americanas: CONOCO, AMOCO, CHEVRON, PHILIPS.
En 1991, el dictador Siad Barre
es derrocado por una coalición de movimientos militares heteróclitos sin
programa político. Lo único que les unía era el derrocamiento del dictador. Una
vez que se va el dictador, la alianza se rompe en mil pedazos cada grupo
reuniendo a los de su tribu. El país cae entre las manos de los señores de la
guerra sin mando central. La guerra civil estalla en todas partes. Uno de los
movimientos (Movimiento Nacional Somali) proclama unilateralmente la
independencia del norte. El otro movimiento importante (Congreso Unido Somali)
controla la capital y el resto del país.
Durante todo el año 1991 y 1992,
el país se sumerge en un caos indescriptible. La sequia se añade a la desgracia
y estalla una hambruna sin precedentes, matando a miles de personas. Los
organismos internacionales intentan intervenir en vano. Todas las ayudas están
secuestradas por los milicianos de una banda u otra. El pueblo se queda sin
nada. Entre tanto, la hambruna sigue su curso. Los trabajadores humanitarios
están secuestrados o matados. La situación conmueve al mundo entero.
Intervención de la comunidad internacional
La ONU impulsa acuerdos de paz
entre las facciones para alcanzar una cierta reconciliación. Para fortalecer el
proceso de paz, se decide enviar los cascos azules para proteger la ayuda
humanitaria y mantener la paz. Pero no hay ninguna paz que mantener.
En 1992, se inicia la primera
operación UNOSOM. Muy pronto, la ONU se da cuenta que la misión de paz estaba
siendo desbordada. Miles de personas seguían muriendo en todas partes. En 1993,
se decide robustecer la misión de paz con UNOSOMII. Tampoco se consigue parar
la sangría. Las diferentes facciones siguen luchando entre sí y robando las
ayudas humanitarias.
Dos señores de guerra
obstaculizan enormemente la paz: Ali Mahdi Mohamed considerado como presidente
interino y Mohamad Farrah Aidid. Cada uno tiene sus sanguinarios milicianos y
reina como un monarca.
Los Estados Unidos deciden enviar
más tropas bajo el paraguas de la ONU en una operación llamada "restore
hope". En muy poco tiempo, despliegan más de 40.000 militares con la
autorización de abrir fuego ofensivo. La idea era crear un efecto persuasivo y
parar las matanzas. Todo debía funcionar bajo el mando de la ONU.
Sin embargo, sin avisar a la ONU,
los Estados Unidos deciden enviar una unidad de élite con el objetivo de
capturar a Mohamed Farrah Aidid. Su primer intento fue un fracaso rotundo.
Murieron más de 30 militares americanos y los milicianos del señor de guerra
hicieron una macabra procesión en la calle con algunos cuerpos de los soldados
americanos capturados. Aquellas escenas empujaron el gobierno americano a
retirar sus tropas. La misión había fracasado.
En 1995, la ONU toma una decisión
histórica de abandonar Somalia. La comunidad internacional se desentiende el
problema somalí. Ya nadie se conmueve de lo que sucede allí. Ningún país
querría arriesgarse a enviar sus tropas después de la retirada de los
americanos. Somalia se hunde definitivamente en el caos durante 20 años.
Durante todo ese tiempo, el país desparece como estado. Ni gobierno, ni
representación en la ONU ni diplomacia internacional. El país se divide
básicamente en tres partes: el norte llamado Somaliland más o menos estable, el
centro con un mínimo de gobierno y el sur absolutamente caótico.
Intentos de los países africanos.
En 2004, después de intensas
negociaciones, se acuerda formar un gobierno de transición en Kenya.
En 2006, el gobierno de Etiopia
decide intervenir directamente en Somalia. Con un ejército organizado y
potente, cruza la frontera y llega a la capital echando a los señores de
guerra. Con el apoyo de Estados Unidos, consigue instalar el gobierno de
transición en la capital y un parlamento de transición. Sin embargo, las guerrillas
siguen en otras partes del país.
En 2007, los Estados Unidos
bombardean algunas ciudades bajo pretexto de luchar contra Alqaida. Entre
tanto, la Unión africana decide enviar tropas con misión ofensiva. Uganda y
Burundi se comprometen a proporcionar el grueso de los militares. Siendo los
dos países bien organizados, sus soldados consiguen arrebatar muchas ciudades
entre las manos de los milicianos. Sin embargo, uno de los grupos radicales
llamado Al Shabab se opone forozmente a la Unión Africana y emprende acciones
bélicas contra los países protagonistas.
En 2011, kenya decide
unilateralmente entrar en acción. Cruza la frontera con un potente ejército y
ocupa las ciudades del sur.
En la actualidad, Somalia sigue
sangrando. Las fuerzas africanas intentan devolver la paz a gran parte del país
pero las guerrillas no abandonan la lucha. El terrorismo de Al Shabab sigue
azotando dentro y fuera del país. Las autoridades de transición viven bajo
miedo de asesinatos y ataques
terroristas. El territorio es un nido de todo tipo de tráficos y mafias.
Somalia es un país fallido.
Gaetan
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