jueves, 23 de mayo de 2024

Los tiempos de transición geopolítica en África subsahariana


Dr. Gaetan Kabasha

(Conferencia dictada en Jornadas de Geopolítica africana organizadas por la Universidad Complutense (CEDAF-UCM) del 21 al 22 de mayo de 2024 en el Campus de Somosaguas)

Estamos en una convulsión general al nivel mundial que podría terminar cambiando el tablero geopolítico global. Las diferentes guerras y los conflictos larvados así que el posicionamiento de unos y otros ponen de manifiesto el surgimiento de los nuevos ejes dónde gravitan los países. Todo indica que los centros del poder se están desplazando o multiplicando de tal manera que asistimos al resurgimiento de los nuevos polos de atracción y al debilitamiento de los antiguos. No cabe duda de que todo esto acabará en un nuevo orden mundial y una nueva gestión de los asuntos del mundo. ¿En qué punto de sitúa África en este panorama? Es lo que vamos a intentar desglosar en esta intervención.

Para entender lo que está pasando en África, es importante dividir su historia reciente en tres períodos que se relacionan a la geopolítica global en los últimos tiempos: el período de las independencias, el momento de la caída del muro de Berlín y el momento actual. Veamos brevemente cada momento.

Período de las independencias

La mayoría de los países africanos subsaharianos salieron de la colonización en los años 1960. Como todos sabemos, era una época de la Guerra Fría. El mundo era bipolar. Todos los países descolonizados tuvieron que alinearse a Occidente o a la Unión soviética. La orientación política y el sistema económico no fueron algo original sino un calco de los dos sistemas existentes (el capitalismo y el comunismo), todos ellos inventados y desarrollados en los universos mentales y culturales diferentes. Durante este período, los dirigentes africanos que quisieron tomar un camino propio o inventar un sistema acorde con las aspiraciones culturales propias fueron marginados, combatidos o incluso matados[1]. Todos los golpes de Estado observados en el continente tenían su origen en el hemisferio norte o al menos recibían su bendición[2]. Cualquier cambio de gobierno estaba siempre auspiciado por los países llamados generalmente imperialistas. En este sentido, se llegó a acuñar un concepto nuevo llamado “el neocolonialismo” como para decir que la colonización había cambiado de modalidad pero no se había ido.

La caída del muro de Berlín

La caída del muro de Berlín en noviembre 1989 fue seguida por el desmoronamiento de la URSS en diciembre 1991. Este hecho marcó una convulsión global y un cambio global en el panorama geopolítico. El mundo pasó de la bipolaridad a la unipolaridad. El fenómeno se celebró como el triunfo del capitalismo sobre el comunismo. A partir de este momento, todos los países subdesarrollados tuvieron que orientar su política al único centro de gravedad que quedaba, es decir a Occidente capitaneado por los Estados Unidos.

En el marco de África, el giro se dio con el discurso de La Baule cuando el presidente francés, François Mitterrand decretó la democratización de los países africanos. Fue en junio de 1990. El discurso no fue una sugerencia sino una orden ya que los países recalcitrantes quedarían al margen de cualquier financiación occidental. El concepto de Democracia pluralista acuñado y desarrollado en Occidente fue impuesto a África sin que ésta tuviera tiempo de asimilarlo y sobre todo de adaptarlo a sus realidades socio-culturales. El resultado fue un desastre: un sinfín de conflictos tribales, unas dictaduras con barniz de elecciones, unas elecciones etnizadas, una proliferación de demagogia sin proyecto. En algunos casos, se podría hablar claramente de etnocracia en lugar de democracia. Como se puede observar, en ningún momento, África eligió su propio camino. Los centros del poder seguían estando lejos del continente.

Como era de esperar, a pesar de las ayudas y de la asistencia multiforme, no llegaron ni el desarrollo ni el bienestar de los pueblos. Más bien este período se ha caracterizado por los movimientos masivos de la juventud desencantada hacia el mundo desarrollado. El fenómeno migratorio que se observa del sur al norte es un indicio del fracaso de las políticas puestas en marcha en el continente. Todo esto conlleva una cierta frustración de la juventud que no ve en el horizonte señales de emancipación ni posibilidades de cambio. Al mismo tiempo que el desarrollo de Occidente fascina y atrae, la relación de Occidente paternalista con África provoca un rechazo visceral así que ciertas ideologías que se perciben como una degeneración moral.

En los países antiguamente colonizados por Francia todos los fracasos se ponen sobre la espalda del llamado “françafrique”. Se trata de un término inventado para describir la relación nada limpia entre Francia y sus antiguas colonias. Hoy en día este término tiene mala prensa en la mayoría de los jóvenes del continente como fuente de todos los males.

Tiempos actuales

En esto, más o menos a partir de la pandemia del COVID 19, se observa un cambio de mentalidad y una voluntad de cambio drástico en todas las capas de la sociedad africana subsahariana.

Es indudable que África está cambiando mucho. La gestión de la pandemia por parte de los países africanos demostró una cierta autonomía frente al confinamiento férreo de los países occidentales[3] y por una razón u otra, el desastre que se había previsto sobre el continente no llegó.

Más tarde, la guerra entre Rusia y Ucrania demostró una cierta postura equidistante de los países africanos, algo inaudito tenido en cuenta de la histórica alineación del continente a sus mentores occidentales. Esta posición se puede interpretar como una voluntad real de desligarse de la unipolaridad y contribuir a un mundo multipolar dónde cada uno se relacionaría con quien quiere siguiendo sus intereses. Los centros de poder se multiplicarían y ya nadie tendría el monopolio de la verdad sobre los demás. En este marco, hay que entender el nacimiento del otro bloque económico llamado “BRICS” que se posiciona como un contrapeso frente a los Estados Unidos y en el que son candidatos varios países africanos.[4]

Últimamente, esta voluntad de emancipación se ha observado en el Sahel con los golpes de Estados en Burkina Faso, Mali y Níger dónde Francia fue sorprendida por los militares, algo que era impensable no hace mucho. También las elecciones democráticas de Senegal que llevaron al poder al partido PASTEF bajo el liderazgo de unos jóvenes con ideas de cambio sistémico mostraron que el fenómeno ha dejado de ser algo aislado. Evidentemente, todavía queda tiempo para ver qué tipo de cambios operarán estos nuevos dirigentes y con qué medios conseguirán mantener el rumbo. Pensar que estos cambios responden a un plan oculto de Rusia sería quedar en la superficie. En mi juicio, Rusia aprovecha una situación de vacío y se deja querer como brazo armado capaz de contrarrestar Occidente en el caso de que éste quisiera retomar el control.

¿Cuáles son las causas de este nuevo posicionamiento?

Los que siguen de cerca la situación local en África se han dado cuenta que la juventud actual intenta plantearse preguntas que van en el sentido del cambio sistémico. En algunos países, incluso el sentir de la juventud está claramente en desfase con sus gobernantes que siguen agarrados al sistema tradicional de dependencia al modelo occidental. Esto puede presagiar futuros golpes de Estado o movimientos revolucionarios. En el fondo, la pregunta fundamental que los jóvenes se hacen es la siguiente: ¿A partir de qué momento ha calado en la mentalidad que los países africanos deben vivir indefinidamente de las ayudas exteriores? Si este sistema de ayuda al desarrollo, de cooperación y de asistencia humanitaria no ha conseguido dar resultados en los últimos 60 años, ¿por qué no cambiar de paradigma o al menos cambiar de socios? ¿Qué se esconde detrás del concepto de ayuda al desarrollo que no ha desarrollado ningún país?

Los catalizadores de este cambio de mentalidad frente a lo que se podría llamar “el fracaso de la descolonización” son tres: la globalización de los medios de comunicación, la escolarización lenta pero decisiva y el fenómeno de los movilizadores panafricanistas.

En primer lugar, el resurgimiento de las redes sociales que dan acceso a la información y permiten a cada uno expresar sus opiniones sin barreras está siendo una gran oportunidad para difundir ideas, criticar los sistemas establecidos y entrar en contacto con los que piensan en la misma dinámica. En segundo lugar, se nota que, aunque todavía falta mucho por hacer, bastantes jóvenes cursan estudios universitarios y entran en contacto con la geopolítica global. Son capaces de pensar sobre su presente y su futuro partiendo de las realidades circundantes y del panorama mundial. En tercer lugar, hay que destacar el fenómeno de los panafricanistas que movilizan las pasiones principalmente en las redes sociales[5]. Intentan despertar conciencias sobre la situación de una África dominada, desentrañando los mecanismos de dominación establecidos desde la Segunda Guerra Mundial.

El riesgo potencial sería cambiar de dueño y abrazar a otro peor. Sería perjudicial para el continente cavar duramente un túnel desde una cárcel y abocar a otra cárcel igual o peor. En efecto, en este río turbio, hay muchos países al acecho para ocupar el terreno como si África fuera un territorio sin dueño, incapaz de auto-gobernarse o de poner en marchas sus propias políticas de desarrollo. Rusia, China, Turquía, India y otros países están empujando para establecer relaciones privilegiadas en el continente y nadie ignora que un error en los planteamientos puede ser fatal por las próximas décadas. No se trata de salir de un sistema neocolonial para ponerse bajo dependencia económica o política de otros sistemas. Se trata de establecer lazos de cooperación beneficiosos para todos los implicados; lazos que respeten la dignidad de cada pueblo y su capacidad de decidir sobre su destino.

Las amenazas potenciales

No podemos concluir sin identificar las amenazas potenciales capaces de frustrar este nuevo sueño de los africanos: en primer lugar, existe la posibilidad de represalias de parte de Occidente que no se dejará evacuar fácilmente de un continente repleto de recursos. La humillación y el miedo de verse sustituido por sus rivales directos (Rusia y China) pueden desencadenar una reacción violenta bajo forma revestida de valores positivos y vendibles a la opinión pública. En segundo lugar, está la voluntad de las nuevas potencias de adueñarse el continente aprovechando su debilidad política, económica y militar. No se escapa a nadie que China está ocupando todos los sectores económicos a cambio de préstamos con bajos beneficios y contratos oscuros. En tercer lugar, viene el error de algunos países africanos de encerrarse a sí mismos por miedo a la nueva colonización. En un mundo globalizado, esta postura sería contra-productiva o incluso suicida. En paralelo a todo esto, hay que añadir el peligro del radicalismo yihadista que socava la convivencia en algunos países africanos. En definitiva, se trata de encontrar un equilibrio inteligente de defienda los intereses de los países; que luche contra la corrupción; que plantee una visión bien elaborada del futuro.

Estamos pues en un momento de transición evidente. Nadie sabe si el cambio será pacífico o como toda revolución, conllevará los dolores. Lo que es real es que la mentalidad africana ya no es la misma. El panafricanismo está teniendo mucho empuje y las voces de un cambio sistémico son numerosas. Los países occidentales harían bien de pensar en un nuevo paradigma de relación basada en el respeto mutuo e intercambio alejado de todo tipo de paternalismo.

 

 



[1] Julius Nyerere con Ujamaa fue mucho tiempo marginado. Sankara que quiso luchar contra el imperialismo fue asesinado.

[2] El asesinato de Lumumba fue organizado por la CIA y Bélgica quienes auparon a Mobutu durante tres décadas.

[3] Tanzania y Burundi no decretaron el confinamiento. Los demás países lo decretaron pero no lo aplicaron de manera estricta.

[4] Países miembros: Suráfrica, Etiopia, Egipto. Los países candidatos: Nigeria, Argelia

[5] Se pueden destacar a Kemi Seba, Nathalie Yamb, Franklin Nyamsi, Alain Foka etc.

sábado, 6 de abril de 2024

Los vientos de cambio en África subsahariana

(Dr Gaetan K.)

Estamos en una convulsión general al nivel mundial que podría terminar cambiando el tablero geopolítico global. Las diferentes guerras y los conflictos larvados están favoreciendo el surgimiento de los nuevos ejes donde gravitan los países. Los centros del poder se van desplazando y asistimos al resurgimiento de los nuevos polos de atracción y el debilitamiento de los antiguos. No cabe duda de que todo esto acabará con una nueva gestión de los asuntos del mundo. En esto, África no ha quedado atrás.

Hasta hace cinco años, África parecía estancada en la historia. Principalmente en los países antiguamente colonizados por Francia, nadie podía imaginar un cambio que no estuviera pensado y gestionado desde la Metrópoli. Tanto los golpes de Estado, el mantenimiento de los dictadores o el cambio de dirigentes por medio de las urnas obedecían al plan diseñado por las oficinas de Eliseo. Pues, en muy poco tiempo, todo esto está cambiando de manera drástica. Hemos de pensar que la situación mundial actual tiene algo que ver en esto, pero también podemos encontrar la razón en el cambio de mentalidad de una gran parte de la población que ya no soporta la tutela de los países occidentales. Las redes sociales están favoreciendo una mayor sensibilización sobre el panorama mundial y poco a poco, muchas voces panafricanistas se hacen escuchar sobre todo el continente.

Antes, era impensable un golpe de Estado en algún país de África sin que la preparación haya sido hecha en un país poderoso o al menos que el golpe haya sido bendecido de alguna manera por lo que se llaman sobre el continente “los poderes imperialistas”. Cualquier cambio de gobierno estaba siempre auspiciado por los países llamados democráticos. De igual manera, los dictadores longevos gozan del apoyo de las potencias que andan por el mundo predicando hipócritamente la democracia y los derechos humanos. Incluso, cuando había elecciones democráticas, los mismos poderes se las arreglaban para que saliera el candidato favorable a sus intereses. Así África ha funcionado durante las últimas décadas. Si durante la guerra fría había dos ejes de gravedad mundial, después del desmembramiento de la URSS, la mayoría de los países africanos estaban obligados a orientarse hacia Europa occidental.

Todo esto está cambiando de manera que sorprendería a más de uno. El viento del cambio empezó por el Sahel dónde algunos países, desafiando la amenaza de Francia, hicieron golpes de Estado revolucionarios. Los nuevos presidentes de Mali, Burkina Faso, Níger, no tomaron el poder, empujados por algún tutor extranjero sino motivados por una nueva mentalidad de autonomía. Empezaron denunciando los acuerdos militares con Francia y expulsando de sus territorios a los militares extranjeros presentes. Tocar a Francia o a sus intereses en los países considerados como su coto por su relación histórica de tipo colonial era hasta hoy visto como poner la mano en el fuego. Sin embargo, parece que los tiempos han cambiado

Más allá de los golpes de Estado por unos jóvenes militares con cariz revolucionario, ocurre otra realidad mucho más democrática. Se trata del resultado de las elecciones en Senegal. A pesar de las intimidaciones por parte del gobierno, el pueblo eligió a Bassirou Diomaye Faye, un joven de 44 años salido directamente de la cárcel. Encarcelado con el presidente de su partido, Ousman Sonko, por sus ideas de ruptura y de refundación de la nación, el pueblo senegalés se volcó masivamente en las elecciones y desafió al poder. El mundo pudo presenciar como los políticos que predican la soberanía económica, militar y política llegaron al poder en un país dónde todo se hacía con el beneplácito de Francia. Ahora queda ver qué tipo de cambios introducirán, pero nadie duda de que el nuevo camino emprendido es irreversible.

En todos estos asuntos, el tema candente para los nuevos gobernantes será el franco CFA, una moneda relacionada con la colonización y gestionada en parte por el banco central francés. Es una verdadera patata caliente ya que, al parecer, el depósito de las devisas del CFA en el banco de Francia reportaría ingentes cantidades de beneficios para el país huésped. El día que los 14 países que utilizan el franco CFA retiren sus divisas para depositarlas en su propio banco, nadie sabe el impacto que esto tendrá en la economía de Francia.

Los países que utilizan el franco CFA

En todo caso, es importante notar que el viento de cambien es imparable. Cabe pensar que otros países se atreverán a romper el tabú y plantear seriamente sus relaciones con los países occidentales en clave de las relaciones multilaterales. La época de una relación bilateral exclusiva está tocando fin. Rusía, China, Turquia, India y otros países están empujando para establecer relaciones privilegiadas con el continente africano y ya no será posible impedirlo.

 

 

jueves, 14 de septiembre de 2023

La peor historia de nuestra humanidad

 (Dr. Gaetan Kabasha)

Cada vez que voy a Cape Coast en Ghana, acabo con sensaciones encontradas entre la rabia, la impotencia, la angustia y otro sentimiento más indescriptible todavía entre el dolor del alma y el abismo oscuro de incomprensión. ¿Cómo no sentirme así en este lugar que representa lo peor de la humanidad, cuando el ser humano trataba al otro ser humano poco menos que a un animal? Cape Coast es ese lugar dónde se visibiliza la crudeza de la esclavitud de negros en aquellos siglos oscuros cuando algunos hacían barbaridades a otros en una insensibilidad absoluta. Allí se encuentran dos fortificaciones por dónde partían los esclavos hacia el Nuevo Mundo, hacía lo desconocido para ellos, hacia el lugar de nunca volver. Allí está la llamada “puerta de no retorno”.


Ya he escrito al menos dos artículos sobre el tema de la esclavitud en este blog. Sin embargo, al llegar otra vez a este lúgubre lugar, me doy cuenta de que es imposible agotar el tema. Siempre hay detalles que faltan o matices que aportar. Es el lugar que hay que visitar una y otra vez a pesar de las emociones que te recuerdan en el instante la cruda realidad del ser humano. No sé si hay un ser humano normal capaz de entrar en este lugar y salir indiferente.

Cuando entras en el fuerte de Elimina, un edificio al borde del mar construido por los portugueses en los inicios de esclavitud de los negros, se te ponen inmediatamente los pelos de punta. Empiezas a dar vueltas sobre ficticias imágenes de hombres y mujeres, miles de ser humanos que pasaron por allí, hacinados como mercancía, humillados como animales sin valor, pisoteados como insectos. Se te pone la piel de gallina cuando escuchas las explicaciones detalladas del trato que recibían unos y otros y del nivel de absoluta inhumanidad que se respiraba aquel momento en aquel negocio.

Los negros encadenados llegaban por miles, vendidos en diversos mercados interiores: a veces por sus propios jefes tribales; a veces capturados en la guerra; a veces capturados por los esclavistas que les tendían trampa en el bosque. Se cuenta incluso que algunos venían engañados con una promesa de ver el paraíso sobre la tierra y sin darse cuenta, se encontraban en los barcos negreros atados. Era la época en que cazar a un negro era como cazar un tesoro.



Una vez introducidos en el fuerte, se separaban a hombres y mujeres. Cada grupo entraba en su agujero sin luz. Hay que llamar las cosas como son: era un verdadero agujero. Cuando la puerta se cerraba, cada uno sobrevivía como podía al lado de otros esclavos, esperando la llegada del barco negrero que podía llegar en una semana o un mes o muchos meses. El tiempo dejaba de existir para ellos. Si tenías suerte, te encontrabas con alguien que habla tu lengua y si no, olvidabas por toda tu vida lo que había constituido tu identidad. La esclavitud no fue solamente el comercio de seres humanos sino también la supresión de identidad. ¡A ver qué es peor!

En ese agujero, no había ni agua, ni ducha, ni servicio. Cada uno se hacía sus necesidades encima, dormía en sus desechos y cuando les entregaban algo parecido a la comida para mantenerles vivos, comían en sus heces y sus orinas. ¿Cómo una sociedad cristianizada llegó a tal altura de maldad? Hay que entender que en aquel momento, el negro no era un ser humano normal; era una bestia de trabajo, una mercancía rentable sin más. Me atrevo a pensar que aquellos caballeros entregados a este siniestro negocio no eran insensibles a la vida humana. Pero lo eran a la vida de esos seres que no veían como humanos.

Pensemos un momento en la situación de las mujeres en aquel agujero oscuro. Nadie se ocupaba de sus necesidades relacionadas a su ser mujer. Nadie les entregaba algún pañuelo, algún vaso de agua. Sufrían en su suciedad y algunos morían en ella. Si te morías, es que no eras suficientemente fuerte como para cruzar el océano. Eras una boca menos que alimentar. Te tiraban al mar sin más problemas. No eras nadie ni venías de ninguna parte. Habías perdido tu ser, tu identidad, tus raíces. Desaparecías en el la noche del olvido y nadie tenía tiempo de llorar por ti.

El tema de las mujeres no quedaba allí. Durante el día, el gobernador del lugar, un caballero limpio y lleno de virtudes, identificaba a alguna muchacha guapa. Al caer la noche, sus soldados la sacaban del grupo y la limpiaban. La muchacha pasaba por unas escaleras secretas y aparecía en la habitación del dueño de la vida y la muerte allí arriba donde la vista al mar y la brisa ligera contrastaban con las condiciones de abajo, en el submundo de los desgraciados. Allí arriba, temblorosa, impotente, sin fuerza y por supuesto sin querer, la muchacha se dejaba violar una y otra vez. Nunca entenderé el placer que uno puede sentir con una persona violada. ¿Será que algunos de nosotros, en algunas circunstancias, funcionan como máquinas insensibles y sienten placer dónde tendrían que sentir vergüenza? El señor, por momentos incluso, pasaba por ser generoso y benévolo entregando un trozo de pan a la chica antes de entregarse la satisfacción de sus instintos. Cuando el señor terminaba su dulce hazaña, olvidaba inmediatamente sus chispas de humanidad y expulsaba a la chica de su habitación. Entonces, sus soldados aprovechaban el resto de la noche antes de volver a tirar a la pobre mujer al agujero de las demás.

Al lado de los dos agujeros, hay otro peor todavía. Es la cárcel para los recalcitrantes. Allí entraban los revoltosos que se atrevían a reclamar algún tipo de derecho a estos señores provenientes de países civilizados. Para dar ejemplo a los demás, te arrastraban al agujero y echaban la puerta para siempre. Entonces ocurría lo que tenía que ocurrir: morir de hambre maldiciendo el destino. Como ultima advertencia, obligaban a los otros esclavos a arrastrar al cadáver esquelético y a tirarlo al mar. Los peces evidentemente agradecían el gesto.

Cuando hablamos de la esclavitud, en general lo hacemos recordando un trozo de la historia, pero hasta que tocas con el dedo el lugar exacto de los hechos y ves con tus propios ojos lo que realmente hay, no tienes idea de lo que ocurría en aquella historia. Al final de la visita, hay un letrero puesto en por los negros americanos que vuelven a reencontrarse con sus raíces. El letrero dice: Nunca más. Desgraciadamente, nunca podemos decir que todo terminó. Todavía hay cárceles en este mundo peores que aquellos agujeros y torturas más infames que las de aquella época. Y lo que es peor, algunas de esas terribles realidades se encuentran en África, hechas por los africanos a sus semejantes africanos.






 

martes, 12 de septiembre de 2023

El taburete dorado de los ashantis

 (Dr. Gaetan Kabasha)

Cuenta la leyenda que un sacerdote poderoso del nombre de Okomfo, en plena conexión con el más allá, arrancó de la divinidad algo sagrado e intocable. Hizo bajar del cielo un taburete dorado o un banquillo de oro. El instrumento brillante y temible descansó en el regazo del primer rey llamado Tutu. La nación Ashanti acababa de nacer. En torno al rey, todas las pequeñas tribus se unieron en una sola nación. Sería una nación bendecida, temible entre los demás pueblos y en constante interacción con los poderes divinos por medio del rey. A partir de entonces, el rey no sería nada sin el taburete y la desaparición del taburete significaría el fin de la nación Ashanti. En resumidas cuentas, el rey puede morir, pero el pueblo no morirá mientras tenga el instrumento de conexión con la eternidad.


En torno al taburete se construyó toda una mitología. Ningún ser ordinario se acercaría a ello sin padecer la ira de los dioses. Sólo el rey nuevo se sienta encima tres veces durante su entronización y una vez lleno de los poderes reales y sagrados, se convierte en el guardián absoluto del símbolo considerado como alma del pueblo, el objeto más sagrado que haya sobre la tierra. Aunque el rey es absoluto ante su pueblo, tiene que recordar que por encima hay algo más importante que él, representado en el taburete. De allí su sumisión y su humildad ante Dios todopoderoso.

Cuando entras en Manhyia Palace Museum en Kumasi, lo primero que te acoge es una serie de símbolos con significados curiosos y al mismo tiempo muy enriquecedores. El primero de todo que llama la atención es el Gye Nyame, un dibujo difícil de describir con dos alas en direcciones opuestas, hacia abajo y hacia arriba y un espiral por medio. Pues, el nombre del símbolo es también su significado, es decir “solo Dios”, entre líneas, “solo Dios merece temor”. Es una declaración abierta a todo aquello que se atrevería a enfrentarse al pueblo Ashanti. Se puede jugar con todo sobre la tierra, pero nadie puede desafiar a Dios y si el pueblo Ashanti viene de Dios, solo a él rinde tributo. El rey Ashanti puede todo, pero ante Dios, debe recordar que es inferior. Y el elemento que le recuerda esta verdad es el taburete dorado venido del cielo.

El oro en todas las culturas simboliza la eternidad, lo que no se marchita, lo que dura siempre. En este sentido, el taburete es eterno porque viene del mundo de la eternidad. No solamente el rey tiene el deber de protegerlo hasta derramar su sangre, sino que cualquier ciudadano Ashanti tiene el mismo deber. En caso de peligro, cualquier Ashanti está investido del poder de morir encima del taburete para impedir su profanación o que lo lleve un enemigo.

El pueblo ashanti tiene como tótem el puerco espina y se identifica con él. Dicen que, de la misma manera que ese animal se protege con las espinas y cuando matas uno, surge otro para proteger lo suyo, el pueblo Ashanti es invencible. Si matas diez, surgieran diez el mismo día para combatirte. De hecho, en el trono del rey aparecen tres símbolos de animales: un águila, una serpiente y un cocodrilo. Esta representación viene a decir que si te enfrentas a los Ashantis, te encontraran en el aire como el águila, te morderán en la tierra como la serpiente y si vas al fondo del río, te arrancarán el cuerpo con los dientes de un cocodrilo.

Esto mismo ocurrió cuando los británicos llegaron a esta región. No sabían que había un reino bien organizado llamado Asante y un rey llamado Asantehene. Llegaron a la costa y nombraron aquel lugar Gold Cost por la cantidad de oro que encontraban. Más tarde, se enteraron que el interior de aquella tierra estaba habitada por los asante y al no saber bien pronunciar, los llamaron Ashanti. Ocurrió lo mismo Niger o Nigería. Ambos términos no significaban nada en los pueblos autóctonos sino que Niger significa negro en inglés y Nigeria significa “niger area”, zona negra. 

Los británicos al encontrarse con un pueblo invencible e insumiso, le hicieron la guerra. Una guerra atroz devastó zonas enteras. Morían miles y surgían miles por todas partes. Al final, los británicos dijeron que lo único que les interesaba para parar la guerra era la entrega del taburete de oro. El rey, viendo a su pueblo en grandes apuros, se entregó a los ingleses, pero les dijo: “me entrego como rey pero el taburete no lo tendréis nunca siempre que haya un Ashanti vivo”. Los ingleses lo deportaron a las islas Seychelles. El pueblo estaba derrotado pero vencido ni mucho menos aniquilado. Con la supervivencia del taburete, la nación resurgiría de sus cenizas y volvería a florecer.

Los ingleses pensaban encontrar el taburete con la ausencia del rey, destruyeron su palacio, profanaron sus objetos sagrados, pero no encontraron el taburete. Utilizaron todos los artilugios modernos y todo su sistema de información sin dejar de lado la intimidación y la amenaza, pero no hallaron el lugar del taburete dorado. ¿Dónde estaba? Una anciana, arriesgando su vida, lo había llevado lejos para esconderlo. Nunca fue hallado por los invasores.

Más de dos décadas después, el rey deportado volvió a su pueblo y los ingleses le construyeron un palacio nuevo más moderno como gesto de buena voluntad. Sin embargo, el rey no quiso entrar en ese palacio regalado. Exigió el precio del inmueble y el pueblo Ashanti, con su cotización lo pagó. Solo después, el rey pudo utilizarlo. La actitud del rey sorprendió a los ingleses, pero, de una manera soberbia, el pueblo Ashanti acababa de demostrar a esos incivilizados británicos que no se deja doblar con un regalo. Desde entonces, el palacio sigue siendo el lugar oficial del reino Ashanti al mismo tiempo que es un museo. El rey Ashanti sigue siendo respetado y venerado por su pueblo como punto de unidad y de identidad.

Actualmente el taburete dorado está guardado en un lugar muy seguro, inalcanzable. Por mucho que uno insista, no se lo puede ver. No tiene reproducción ni dibujo. Dicen que el último rey que lo quiso reproducir fue decapitado y a partir de ese momento, el miedo se apoderó de todos. El taburete es uno y único.

jueves, 7 de septiembre de 2023

Osagyefo, el libertador

 (Dr. Gaetan K.)

Es imposible viajar a Accra la capital de Ghana y resistirse a visitar los lugares emblemáticos relacionados con Nkwame Nkrumah, el ilustre hijo de esta tierra, padre de la independencia y el inspirador del panafricanismo. Igual que miles de personas que pasan por esta ciudad, yo también me he dejado atrapar por el gusto de impregnarme de la historia de este gran hombre paseando por el Memorial dedicado a su vida: Kwame Nkrumah Memorial Park.

Se ha escrito mucho sobre Nkrumah. Algunos lo consideran como el revolucionario; otros como el visionario; otros como el soñador. Haya también quienes se han quedado con su lado dictatorial. Todos los escritos son a la altura del personaje. Fue probablemente todo esto y mucho más.


Llamado actualmente Osagyefo, libertador en la lengua akan, Nkwame Nkrumah nació en un pequeño pueblo de Nkroful en lo que se llamaba Gold Cost en 1909. Se cuenta que el oro se recogía por todas partes a la llegada de los británicos; de allí el nombre del país que cambiaría después a Ghana. Brillante en todo su proceso educativo, recibió una beca extraordinaria para hacer estudios universitarios en Lincoln University en USA. Después de una carrera brillante, se trasladó a Gran Bretaña dónde cursó otras carreras. Al final, volvió a África con una faja de diplomas universitarios, una cabeza bien amueblada, una ilusión desbordante, una energía imbatible y listo para arrancar la independencia de su país. No se fue a Occidente para quedarse; se fue para estudiar los secretos de su poder y los puntos débiles de su dominio.

Cuando llegó a su país, sacudió el panorama político en un momento clave de las luchas africanas por las independencias. Su idea era reunir toda África en un mismo país y crear los Estados Unidos de África. Esta idea que compartía con otros panafricanistas como Patrice Lumumba, Julius Nyerere etc. estaba también acompañada de una independencia total del continente. Llegó a decir en uno de sus memorables discursos: “We prefer self-government with danger to servitude in tranquility” (preferimos una autonomía en peligro que una tranquilidad en la servidumbre). Esta frase se parece mucho a la de su amigo también luchador de la misma época, Sekou Touré que sería después presidente de Guinea Conakry: “Prefiero el hambre en la libertad que la abundancia en la esclavitud”. Para ellos dos, la autonomía total era la clave de la libertad plena y del desarrollo. Desgraciadamente, no todos los políticos de la época compartían la misma visión. Algunos como Leon M´ba de Gabón por ejemplo pensaba que era mejor seguir atado a Francia.

Sus ideas le llevaron a la cárcel acusado de sedición de la que salió en 1951 bajo presión popular para ser primer ministro de un estado en vísperas de la independencia. Finalmente, Gold Cost alcanzó la independencia en 1957 siendo el primer país africano bajo colonización británica en llegar a esta hazaña parte gracias al empeño de Nkrumah.

Ya presidente, Kwame Nkrumah se dedicó a construir grandes infraestructuras (escuelas, hospitales, carreteras, centrales eléctricas, etc). Pero también agitó el panorama africano entero ayudando y acogiendo los movimientos de independencia. Llegó a crear una universidad para el panafricanismo dónde se acogía a los estudiantes del continente dispuesto a impregnarse de las ideas revolucionarias y autonomistas. Para visibilizar su empeño panafricanista, se casó con una egipcia (Fathia) con la idea de demostrar que el norte árabe y el sur negro formaban la misma África. Fue a la base de la creación de la Organización de la Unión Africana aunque su idea inicial fuera la unión total al modelo de los Estados Unidos de América. No lo consiguió porque los intereses de unos y otros no coincidían y tampoco los ex colonos estaban por la labor. ¿A quién le interesa en Occidente que África sea una potencia mundial? No fue posible entonces, no lo es aparentemente ahora a pesar de la buena voluntad de los activistas.

Su cercanía al bloque soviético causó preocupaciones en Occidente capitalista. Sus visitas, en plena guerra fría, a Moscou, a Pekin, a Budapest etc. fueron considerados como una provocación por los que dictaminan la marcha del mundo. En 1967, cuando se encontraba en Vietnam, recibió una mala noticia: un golpe de Estado le acaba de apartar del poder. “En esta África no permanece en el poder el que quiere sino el que puede” dice el longevo presidente Biya de Camerún. ¡Qué razón tiene! Kwame Nkrumah fue humillado; sus efigies fueron arrancados; su trayectoria fue manchada. Acusado de dictador y enemigo del pueblo por aquellos que había liberado de la colonización, Nkrumah fue acogido como refugiado por su amigo Sekou Touré de Guinea. Por ser lo que era, el presidente de Guinea le nombró co-presidente. De esta manera, tenía la voz para denuncia la impostura y reclamar su trono. Debe ser el único personaje en la historia que fue presidente de un país y posteriormente co-presidente de otro. Utilizó el puesto para hacer soflamas incendiarias en contra del imperialismo y sus vasallos africanos. Sin embargo, no sirvió mucho ya que en 1972, murió en Budapest oficialmente por un cáncer de la garganta. No faltan quienes creen que fue envenenado por los que le querían fuera de la historia. Lo que pasa es que Kwame Nkrumah era ya inmortal. Tan inmortal que sus ideas se están reactualizando últimamente sobre el continente en un movimiento panafricanista que no deja de crecer. La gente como Nkrumah, Lumumba o Nyerere no mueren; sobreviven en generaciones que se inspiran constantemente de sus idearios.


Su cadáver fue embalsamado y enterrado primero en Guinea, luego en su pueblo natal para finalmente descansar en el mausoleo nacional en Nkwame Nkrumah Memorial Park en Accra. Su memoria fue rehabilitada. A la puerta del parque aparece una inscripción en letra grande: OSAGYEFO es decir el Libertador. Allí se narra su historia, su trayectoria; se muestran en fotos las distintas etapas de su vida de incansable luchador y sobre todo se puede observar una estatua suya con un dedo apuntado al vacía. ¿Estaría apuntando al enemigo de África en forma de advertencia o al futuro de África en cuanto visionario?

martes, 29 de agosto de 2023

La otra cara de Lagos

(Gaetan K.)

Lagos es una ciudad difícil de describir por alguien que la visita sin vivir en ella. En mi anterior post, decía que era una ciudad de las chanclas refiriéndome a la manera de calzarse sus habitantes. Después de unos días residiendo aquí y circulando un poco, puedo decir que Lagos es una ciudad de dos ciudades o incluso tres dependiendo de dónde te sitúes. Por mucho que parezca contradictorio, es una pura verdad. Lagos no es solamente una ciudad de chanclas, sino también de rascacielos.

La parte descrita en el anterior artículo se refiere a Mainland que es dónde también se encuentra el aeropuerto internacional “Murtala Mohammed”. En esta parte encuentras todo tipo de cachivaches indescriptibles que constituyen el negocio básicamente informal de la marea humana que habita en este lugar. Alguien me dijo incluso que algunos pasan el día circulando y duermen dónde les cae la noche, al borde de la calle, delante de alguna tienda o en cualquier otro lugar. El día siguiente, sigue caminando, vendiendo o haciendo qué sé yo para sobrevivir.

Sin embargo, cuando coges un coche y sales de este universo indescriptible, cruzas el larguísimo puente sobre la laguna, te encuentras con otra realidad completamente diferente. Diría yo como la noche y el día. Te adentras en la parte llamada Island. Tanto la construcción como el ambiente son otra cosa. Pero antes, tienes que contemplar el espectáculo de las cabañas ubicadas literalmente en el agua de la laguna. Son verdaderas chozas flotantes.  ¿Cómo sobrevive la gente en este lugar dónde tienen que lidiar con un interminable ejército de mosquitos y seguramente un olor nauseabundo de las aguas contaminadas? Alguien me dijo que los mosquitos en ese lugar son vecinos tranquilos y sus picaduras ya no asustan a nadie.


Esa gente llamada People of the River tampoco siente el olor de las aguas. Están acostumbrados a ese lugar y por nada en el mundo cambiarían. Sus construcciones sobre el agua se llaman “floating slum”. 

El largo puente construido en los construido en los años 1980 es una verdadera joya de ingeniería. Es grande, fuerte y duradero. Aunque se nota un cierto descuido en cuanto al mantenimiento, le quedan todavía muchos años de vida. De día como de noche, está repleto de vehículos en un interminable atasco. Es que Lagos es una ciudad de vehículos particulares exageradamente numerosos siguiendo también el número de sus habitantes y la flagrante insuficiencia del transporte público en condiciones.


Más allá del puede, entras en Island. Es una isla en todos los sentidos: edificios altos, calles limpias, aunque con algunos agujeros por falta de mantenimiento, plantas y árboles etc. Aunque también se notan los atascos durante los días laborales, aquí no se ven tanto barullo de gente como en la otra parte ya descrita. Ya no hay mercados improvisados en cada rincón o delante de cada edificio. Es Lagos de los ricos dónde encuentras las embajadas, la catedral, las grandes empresas y la ostentación del poder económico. Es el lugar del ocio y el de respiro para los que pueden pagarse ese lujo. Las casas allí cuestan el riñon. Desgraciadamente todavía no se ha pensado ni en el metro, ni en el tramway, ni grandes autobuses para aliviar las calles.

No podemos pasar por alto que Nigeria es la primera potencia económica africana por delante de África del Sur. Aunque esto no se note mucho en las infraestructuras nuevas, este país produce mucho petróleo, gas, oro, carbón, estaño etc. Este país tiene todo para alcanzar desarrollo: riqueza demográfica, tierras laborables, inmensos recursos naturales y la democracia. Lagos tiene además la particularidad de ser la antigua capital del país antes de que ésta fuera traslada a Abuja. En la actualidad, la ciudad se ha quedado como la capital económica. El negocio aquí es asunto de todo el mundo.

En Island, hay también diferentes barrios de diferentes niveles: no es lo mismo Ikoyi que Lekki. Cuanto más vas prolongando hacía el mar, vuelves a encontrarte con el caos de transporte y negocios informales.  Sin embargo, ya no tiene nada que ver con Mainland, la parte de la vida cruda de una ciudad en bullicio.

jueves, 24 de agosto de 2023

Lagos, la ciudad de las chanclas

(Gaetan K.)

Es difícil describir una gran ciudad como Lagos. Tan difícil que es casi imposible hacer un contorno exacto de esta mega urbe de más de 18 millones de habitantes según lo que cuenta la gente.  La cifra cambia cada año y nadie sabe realmente si es una exageración o un número aproximado. ¿Ha habido algún censo exacto en las últimas décadas? Lo único cierto es que encuentras a gente por todas partes: niños, jóvenes, adultos -pocos ancianos-, todos ajetreados en alguna cosa. Por ser una ciudad grande, el anonimato parece asegurado: el que no te conoce, no se preocupa de saber quién eres ni de dónde vienes ni adónde vas. Se trata de un vaivén de gente de todo tipo, algunos llenos de cachivaches como un hormiguero sin orden ni reina.

La primera pregunta que uno se hace al entrar en Lagos es: ¿cómo se abastece a toda esta gente? ¿cómo consiguen de comer? Acto seguido, viene la segunda pregunta: ¿cómo gestionar la basura de un tal lugar? Es evidente que hace falta toda una logística que se ha ido forjando a lo largo del tiempo y que por el momento desconozco.

Las calles son para todo. Los coches comparten el espacio con las motos, los kekenapke y los peatones cada uno esquivando un eventual accidente que casi nunca ocurre. Un auténtico milagro. Los coches son casi todos automáticos, venidos de Los Estados Unidos. La mayoría son de segunda mano, lo que ostenta una presencia de chatarras sin paliativos que se mueven echando humo. Las motoristas circulan sin casco y suelen llevar dos o tres pasajeros igualmente sin casco. A nadie le parece importar que pueda morir por un sencillo golpe: en todo caso, sólo se muere una vez. Los kekenapke son un tipo estrafalario de vehículos de tres ruedas, cubierto por una lona y capaz de llevar tres o cuatro pasajeros. Juraría que son de fabricación de la India. Sus conductores tienen habilidades para penetrar en un minúsculo espacio entre dos coches con el fin de avanzar más rápido. Los peatones, ellos, cruzan la carretera por todas partes, esquivando los vehículos en un malabarismo que, si fuera filmado, podría ser un buen espectáculo de Hollywood. Entre los peatones se encuentran los vendedores ambulantes que me recuerdan también la ciudad de Douala en Camerún. Estos aprovechan los permanentes atascos para proponer sus productos a las ventanillas de los vehículos: botellas de agua o zumo empapadas en hielo, cola, fruta, algún que otro artículo barato etc. Así es la vida en la ciudad que no duerme nunca.


Las tiendas están desplegadas a los dos lados de cada calle, unas cerca de otras sin dejar espacio a nada. Aquí se aprovecha todo. Tanto dentro como fuera, encuentras mercancías extendidas por tierra o colgadas sobre palos llamando la atención del que pasa. No hay un hueco que no tenga negocio. Parecería que la gente de Lagos vive de negocios. Si no son productos alimenticios al aire libre, son productos manufacturados como ropa, menajes de cocina, electrodomésticos, etc. Aquí todo se vende y todo se compra. Los comerciantes son tanto hombres como mujeres.

En medio de todo esto, llama la atención la presencia de grupos electrógenos en marcha. La ciudad tiene cortes de luz intermitentes por la escasez de energía pública en comparación con la demanda. Para paliar a este problema, muchos compran un grupo electrógene aprovechando que la gasolina está producida localmente y cuesta poco. Evidentemente, el aire está tan contaminada que treinta minutos en la calle para el que viene de fuera son suficientes para sentir lloriquear y sentir picor en los ojos. Resulta contradictorio que el país económicamente más rico de África no sea todavía capaz de suministrar a su población con energía eléctrica suficiente.

La contaminación es un asunto muy serio en esta ciudad. El polvo que se eleva al cielo por tantos movimientos de personas y bienes es enorme. La limpieza insuficiente de las calles deja una buena cantidad de bolsas de plásticos esparcidas por aquí por allá. Por otro lado, las cañerías llenas de porquería indescriptible, el olor de podredumbre que sale de los valles y riachuelos dónde se acumula la mugre que se mueve por el viento y la lluvia convierte la ciudad en espacio sanitariamente peligroso. A todo esto, hay que añadir que hallar un árbol a la vista es una verdadera hazaña. No hay árboles en esta ciudad. Todo está construido u ocupado de una manera u otra. No hay lugar para plantas, flores o algo por el estilo. Los grupos electrógenos vienen a rematar la faena enviando al cielo constantemente una buena cantidad de dióxido de carbono. No parece que los verdes hayan pisado este lugar y si lo hicieran ¿qué harían? Lagos es una ciudad con alto nivel de contaminación.


A pesar de esa multitud de varias tribus y lenguas, con un inglés aproximativo, cualquier viajero se las arregla. A primera vista uno se pregunta si lo que hablan los habitantes de Lagos es inglés o otra cosa parecida. El acento es tan local con una mezcla de expresiones locales que en algunos lugares ya no es inglés realmente sino el pidgin. ¿qué es el pidgin? Para no complicarse mucho, los habitantes de aquí han acabado desarrollando un idioma propio que mezcla inglés y las lenguas locales.

Todo esto forma parte del paisaje urbano de Lagos. Sin embargo, lo que más me ha llamado la atención son las chanclas. Todo el mundo lleva chanclas en la calle: niños, adultos, hombres y mujeres. No sé si es porque son baratos o porque hace permanentemente calor o ambas cosas. El hecho es que nadie o casi nadie -para dejar un pequeño margen de error- lleva zapatos cerrados. Los que van a los templos, los que conducen vehículos, los vendedores ambulantes, los que vagabundean sin rumbo tienen este mismo uniforme. Hasta los motoristas conducen con chanclas. A nadie se le ocurre ponerse las botas. Lagos es una ciudad de chanclas.

miércoles, 16 de agosto de 2023

Occidente y Rusia en las arenas del Sahel

 

(Dr. Gaetan Kabasha)

El Sahel se está convirtiendo sutilmente en un nuevo escenario de guerra entre Occidente y Rusia por medio de actores interpuestos. Lo que empezó siendo una lucha contra el terrorismo islámico puede acabar siendo una guerra geoestratégica que puede cambiar el tablero de la política internacional en el África del Oeste. El golpe de Estado de Níger del pasado 26 de julio está resultando una punta de iceberg de una problemática mucho más amplia. Vayamos por partes:

El golpe de Estado en Niger

El pasado 26 de julio, sin que nadie pudiera sospechar nada, el mundo entero se despertó con la noticia de un golpe de Estado. El autor del evento no es otro que el mismismo comandante de la guardia presidencial, Abdourahmane Tchiani. Lo sorprendente del golpe es que no había ninguna crisis ni política, ni económica ni militar en el país y el presidente depuesto, el señor Mouhamed Bazoum, solo llevaba algo más de un año en el poder, después de ganar democráticamente las elecciones. Parece incluso que los indicadores del país habrían mejorado desde su ascenso al poder en sustitución del anterior presidente.

Poco después, el ejército nacional que había observado una cierta reserva manifestó su adhesión al golpe y solo entonces, el pueblo salió a la calle como suele ser en este tipo de situaciones en África para manifestarse a favor de los acontecimientos. Durante la manifestación, parte de la turba se dirigió a la embajada de Francia para intentar incendiarla, bajar la bandera francesa e izar en su lugar la de Rusia en gritos de fuera el colonizador y bienvenido a Putin. Aquella tarde fue muy emblemática: Francia contra Rusia por banderas interpuestas.


Las reacciones fueron inmediatas: la organización regional (CEDEAO) encabezada por Nigeria, incitó a los golpistas a devolver el poder al presidente detenido y amenazó con una intervención militar en el caso contrario. La comunidad internacional también condenó globalmente la acción. Sin embargo, contrariamente de lo que solía pasar en el pasado, hubo voces discordantes: Burkina-Faso, Mali y Guinea Conakry, todos miembros de la CEDEAO, que también hicieron un derrocamiento militar hace poco, hicieron saber que no solamente apoyaban a la junta militar sino que se disponían a entrar en guerra en caso de intervención exterior. A partir de allí, la lectura de los acontecimientos tomó otro giro. De repente el tema se convirtió en algo más complejo: para algunos, se trata de un atentado contra la democracia; para otros, es una revolución contra el neocolonialismo encarnado por Francia; y para otros no es ni lo uno ni lo otro sino más bien el intento de Rusia de apoderarse de la zona que hasta hace poco era casi un coto privado de Francia. Por tanto, tenemos tres discursos distintos dependiendo de la postura que tome cada analista. En primer lugar, el discurso panafricanista que ve en el hecho, un hachazo contra Occidente y un paso más hacia la emancipación del continente africano. Aquí se sitúan muchas organizaciones civiles, los medios independientes y la mayoría de los influencers africanos. Evidentemente, las nuevas autoridades de Níger aprovechan este sentimiento para agarrarse como pueden al clavo ardiente a pesar de las presiones. Hay que decir que el discurso anti-francés cala mucho en la opinión pública de África francófona en general. En segundo lugar, el discurso de la presencia de Rusia en la región. Este discurso parte de los golpes anteriores en Mali y en Burkina-Faso dónde los nuevos responsables echaron al ejército francés y lo sustitueron por Rusia por medio de los mercenarios de Wagner. De hecho, las últimas noticias indican que los responsables de Wagner habrían ya propuesto a los golpistas de Níger un apoyo en caso de necesidad. En tercer lugar, está el discurso de los analistas más finos que ven una nueva guerra de influencia entre Occidente y Rusia. Se trataría de un traslado de la guerra de Ucrania a otros escenarios por actores interpuestos. Más allá de todo esto, no falta un cuarto punto de vista más minoritario que vería la mano de la CIA en el asunto para reducir la influencia francesa en el Sahel, lo que a la postre impulsaría el control americano de esta parte del planeta.

Los actores

Para entender este entramado, hay que analizar la presencia de los diferentes actores en Níger y sus respectivos intereses. Para empezar, resaltamos que Francia tiene en este país una base militar de en torno a 1500 militares. Oficialmente están allí en el marco de la operación Barkhane que tiene como objetivo la lucha contra los grupos yihadistas. Muchos de ellos fueron expulsados de Mali y Burkina-Faso y fueron acogidos por el presidente Bazoum considerado como el amigo fiel de Occidente. Luego, está el ejército de los Estados Unidos. Son unos 1200 militares desplegados en distintos lugares del país supuestamente para controlar la región del Sahel en el mismo marco de la lucha contra el yihadismo. Allí tienen sus bases de drones, bases de la CIA y nadie sabe qué cosas más. Por último, están también un centenar militares alemanes e italianos oficialmente para entrenar al ejército nigerino.

A parte de los militares occidentales, si hay una contienda armada, habría que contar con el ejército de Nigeria, de Costa de Marfil y de Senegal como punta de lanza de la operación de CEDEAO para rescatar un presidente todavía detenido. En frente, estarían el ejército de Níger apoyado por los aliados de circunstancia, aquellos que también hicieron un golpe de Estado y que ahora se presentan como una nueva generación liberadora de África (Mali, Burkina-Faso y Guinea Conakry). Todo esto en teoría. En la práctica, hay más incertidumbre que claridad. No está seguro que todo el ejército de Níger estaría dispuesto a morir por un nuevo general autoproclamado presidente, sabiendo que denuncia la situación en la que tendría también responsabilidad como alto mando del país; tampoco está seguro que los ejércitos de Mali y Burkina-Faso que tienen graves problemas de seguridad sobre sus territorios intervendrían con eficacia. En el lado de la CEDEAO, hay también dudas: el senado de Nigeria se opone de momento a una intervención militar en el país vecino. Por otro lado, Argelia, el gigante que colinda con Níger en el norte emitió sus reticencias a una contienda militar que podría desestabilizar toda la región. No quiere aparentemente ver una segunda Libia en sus fronteras. Del lado de la Unión Africana, hay también serias divisiones en torno a este asunto.

Hay un actor importante que nadie puede minusvalorar: es el pueblo llano. Las voces son cada vez numerosas en casi todos los países de esta parte de África en contra de la guerra. El sentimiento anti-francés se está expandiendo como una mancha de aceite en todas las capas de la sociedad. Sin entrar en los entresijos del golpe de Estado de Níger ni analizar las posibles razones ocultas y sus posibles consecuencias, se adhiere ciegamente al discurso panafricanista y entiende que cualquier cosa es buena con tal de echar a Francia del continente. Tengan o no tengan razón constituyen un actor mayor sobre todo en los países dónde la libertad de expresión es mayor como en Nigeria o Senegal.

¿Por qué Francia?

Francia está llevando una bofetada en sus antiguas colonias de una manera que podría sorprender más de uno. Hace solamente unos años, ningún cambio de gobierno se hacía en estos territorios sin el visto bueno de Paris. Tanto los golpes de Estado como los cambios de constitución para perpetuarse en el poder se realizaban bajo complicidad de Francia para proteger su influencia y sus intereses. Incluso cuando cambiaban los protagonistas, nada cambiaba realmente con respecto a los acuerdos que muchos llevan años denunciando como injustos. Francia ha tenido siempre una palabra y un puesto de privilegio en todas las políticas en los países francófonos. Tan es así que en algunos casos decidía las intervenciones militares en uno y otro lugar con un abrir y cerrar los ojos, cuando y como quería alegando la protección de los civiles o cualquier otra cosa.

En 2013, Francia inició la operación Serval en Mali contra los grupos yihadistas. Posteriormente, convirtió Serval en Barkhane, involucrando a muchos otros países del Sahel. Desde entonces, los militares franceses siguen en la zona. Lo curioso y sorprendente es que los grupos yihadistas no han dejado de extenderse alcanzando los países que, antes, estaban mínimamente seguros. La recrudescencia de los grupos islámicos alimenta cada día las teorías complotistas que implican a Francia en la desestabilización del Sahel.


En paralelo, hay un creciente desánimo ante la falta de horizonte del pueblo después de más de 60 años de independencia. Muchos achacan este fracaso a las políticas occidentales que pretenden desarrollar los países en vías de desarrollo con sistemas complejas de ayuda al desarrollo, ayuda humanitaria, ayuda a los presupuestos y tantos otros mecanismos que nadie sabe a qué han contribuido más allá de ser una arma arrojadiza en manos de bienhechores para influir en las políticas locales e internacionales. En paralelo, el pueblo va descubriendo que Occidente da con una mano y saquea los recursos por otra. En esta parte del continente, Francia es el país más vaporeado por su permanente y nefasta influencia en todos los regímenes desde las independencias; por el franco CFA que recuerda el colonialismo; por sus bases militares y por su apoyo a los dictadores. Todo esto no hace más que ensalzar el sentimiento anti-francés y una adhesión casi ciega a cualquier movimiento que se proclama panafricanista a favor de la autonomía total de los países africanos.

En Niger, hay un elemento añadido. Se trata del uranio. El yacimiento de Arlit y el de Imouraren constituyen el 20% del uranio utilizado las centrales nucleares de Francia. Todos los presidentes que quisieron revisar los acuerdos sobre este recurso acabaron siendo víctimas de un golpe de Estado. Más de 50 años después de la presencia de AREVA convertido ahora en ORANO no han contribuido a que Níger saliera de la cola de los países más pobres del mundo. La triste realidad es que Níger ilumina a Francia y solo da electricidad a un 18% de su población. Todo esto alimenta un clima de sospecha que los recursos del subsuelo africano enriquecen a otros.

¿Por qué Rusia?

Últimamente, Rusia está ocupando el terreno en muchos países de África en detrimento de los aliados tradicionales. En la actualidad, el grupo Wagner, fiel representante de Putin, tiene desplegado mercenarios en la República Centroafricana, Mali, Burkina-Faso, Libia, Sudán etc. Las informaciones indican que estará negociando desplegarse también en Níger. La presencia del grupo Wagner acrecienta la alianza con Rusia y casi automáticamente firma el fin de la presencia militar francesa y la desaparición progresiva de la influencia de Occidente en el país dónde se instala.

Las razones por las que Rusia está acogida con los brazos abiertos no tienen nada que ver con la democracia, ni con los derechos humanos. Se trata de un aliado de circunstancia capaz de plantar cara a Occidente. Para los ciudadanos africanos, cualquier cosa es buena con tal de reducir la nefasta intromisión de Francia y su actitud imperialista, arrogante y paternalista y esto no sería posible sin aliarse con alguien igual o más potente que ella.

También es verdad que Rusia parece tener otro tipo de discurso; es pragmática; goza de sus credenciales como nuevo actor sin ningún pasado colonial; no condiciona hipócritamente su ayuda a la democracia o a los derechos humanos como lo hacen los países occidentales cuando quieren; no promueve la ideología de género que la mayoría de los africanos aborrecen. En África, últimamente, hay quienes bromean diciendo: “China propone negocios, Rusia propone seguridad y Francia propone la homosexualidad”. En realidad, Rusia es un refugio provisional. Se resumiría así: “para echar a Francia, necesitamos a una potencia aliada que no sea aliada de Francia. Una vez que Francia está fuera, ya veremos que hacer con Rusia”. El riesgo de esta ecuación es sustituir un mal dueño por otro peor o huir de la cárcel entrando en la otra.

¿Una guerra más?

La pregunta merece la pena si tomamos en cuenta todos los elementos de esta nueva crisis. Los intereses de unos y otros son tan importantes que todos los escenarios incluido el de la guerra están sobre la mesa.

Los más optimistas creen que los golpistas de Niamey, amenazados por todas partes y bajo presión de las sanciones regionales e internacionales, acabaran optando por una solución negociada. Dicha solución podría suponer la vuelta al poder del presidente depuesto, Mohamed Bazoum – que por cierto a día de hoy no ha firmado su dimisión- o una solución intermedia que facilite el retorno al sistema democrático.

En el mismo marco de los optimistas, están los que creen que la opinión pública africana, la prensa, los influencers etc. mayoritariamente desfavorables a la intervención militar, serán suficientes para impedir cualquier intento de invadir Níger. Teniendo en cuenta que una guerra impopular puede acabar llevando por delante al que la inicia, es probable que los más intervencionistas piensan dos veces antes de poner en marcha una operación sin saber cómo acabará.

Si las dos opciones anteriores fracasan, no habrá más remedio que enfrentarse a una guerra, una más en la zona ya azotada por un sinfín de conflictos violentos. Hay que recordar que Níger se encuentra entre los países en punto de mira de los yihadistas que pululan en el Sahel. La fragilidad del régimen de Niamey podría incitar a los yihadistas a ocupar una parte del territorio. Por otro lado, la CEDEAO podría poner en práctica su amenaza de invadir el país con el propósito de liberar al presidente detenido. En este caso, es de suponer que las fuerzas occidentales en el país ayudarían discretamente ya sea con la información, las fuerzas especiales o el apoyo aéreo. También es de suponer que el vecino Chad, super armado y fiel aliado de Francia acabaría entrando en el conflicto aunque por el momento proclama ser neutral.

Existe otra opción también plausible que es montar de la nada una rebelión interna capitaneada por algún militar nigerino descontento con el nuevo régimen. Esta vía ya ha sido ensayada en distintos escenarios y no se la puede descartar. Queda la opción de una guerra abierta o indirecta entre las fuerzas de la OTAN y Rusia, un tipo de Ucrania bis sobre el suelo africano.

En este momento, todavía la situación es de una calma tensa previa a la tormenta.

sábado, 29 de julio de 2023

La regresión democrática en África del Oeste

 

Por Dr Gaetan

Hubo un momento en los años 1980 en el que uno se despertaba cada mañana con la posibilidad de escuchar por la radio que los militares habrían hecho un golpe de Estado en algún país de África. Era la tónica general unos años después de las independencias. Resultaba casi la moda ver las dictaduras capitaneadas por los militares después de derrocar a los presidentes civiles. Evidentemente, casi siempre los países occidentales estaban implicados de una manera u otra siendo una de las maneras de apartar a los padres de la independencia que no eran siempre dóciles a los requerimientos de Occidente.

Después de la caída del muro de Berlín y del derrumbamiento de la URSS, la situación cambió radicalmente. Todos los países africanos fueron obligados a adoptar el multipartidismo, abriendo así el espacio político a todas las tendencias sociales. La idea era instalar la democracia de tipo occidental en África. Lo que nadie vio era que los africanos no habían sido preparados a este sistema político que supone la dialéctica y de alguna manera la división. En los países dónde todo se mira desde el punto de vista étnico, la democracia se convirtió en la “etnocracia” cuando no la división en toda regla a base de intereses de unos señores más influyentes socialmente.

A pesar de todas las imperfecciones de este sistema en el continente, la introducción del sistema pluralista contribuyó a la disminución drástica de los golpes de Estado. También es verdad que la presión internacional no facilitaba la tarea a los que tenían las veleidades golpistas. Los países de África del oeste parecían estar en avance en este tema con unos mecanismos comunitarios de lucha contra las tomas de poder irregulares. Tan es así que, en el año 2000, sobre 15 países de la CEDEAO, 14 habían experimentado un tipo de alternancia política lo que indicaba un progreso bastante admirable en comparación con el resto del continente.

Sin embargo, como decíamos al principio, el sistema democrático fue una importación sin suficiente arraigo en la mentalidad africana. Nunca fue una iniciativa de los propios africanos ni un fruto de un consenso global de los pueblos. No me equivocaría si afirmo que la mayoría de los africanos no saben muy bien la distinción entre un rey y un presidente o un referéndum y la validación de una presidencia vitalicia.


El aparente progreso democrático en esta parte de África está siendo sometido a dura prueba. Pues, en estos tres años, ha habido siete golpes de Estados de los cuales uno falló en Guinea Bissau en 2022. Mali inició el camino en 2020. Toda la comunidad Internacional reaccionó y obligó a los militares a poner en marcha una transición civil. Pero, cuando Francia apoyó la sucesión anticonstitucional en Chad – cuando Idriss Deby sustituyó de manera monárquica a su padre-, les golpistas entendieron que Francia usaba la doble vara de medir y rectificaron en un segundo golpe instalando esta vez una junta militar. A partir de allí, se desencadenó una avalancha de derrocamientos de los gobiernos burlándose de la hipocresía de Francia y el debilitamiento de la influencia de la comunidad internacional en la zona.

Burkina Faso también hizo su doble golpe, seguido de Guinea Konakry. En esta semana, ha sido el turno de Níger dónde la Guardia presidencial ha secuestrado y destituido a su presidente recientemente elegido democráticamente. A estas alturas, ya nadie sabe si la dinámica general es volver a los gobiernos militares sobre todo el continente, lo que supondría una regresión democrática lamentable

Muchos son los motivos que están a la base de este fenómeno que podríamos enumerar sin entrar en detalle: la brutal expansión del yihadismo belicoso en toda la franja del Sahel, el hartazgo de la hegemonía e influencia de Francia en los países siempre considerados como su coto privado, la creciente presencia de Rusia en el continente africano mediante los mercenarios de Wagner, la crisis de identidad de las nuevas generaciones que no ven despejado el horizonte para su futuro a pesar de las promesas de los gobiernos sucesivos, etc.

En todo caso, Francia parece el que más está perdiendo en la contienda. Su influencia está recibiendo un duro golpe. Ya nadie tiene miedo de su capacidad a intervenir en los asuntos internos de los estados antiguamente colonizados.

Mali y Burkina Faso ya denunciaron los acuerdos de defensa con Francia y le pidieron repatriar a sus tropas. Si Níger sigue el mismo camino, los intereses de Francia en todo el Sahel quedarán en entredicho. Hay que recordar que el uranio de Níger constituye el 20% de la energía nuclear de Francia y en este país se encuentran bases militares franceses y americanos.

Sin lugar a dudas, el futuro de África del oeste se está escribiendo a vista de todos. ¿Estaríamos ante una nueva etapa que supone la toma de conciencia de los pueblos africanos para una sociedad mejor equilibrada o sencillamente volvimos a lo ya visto con los militares que en su época quitaban la dictadura para instalar otra más corrupta? ¿Estamos caminando hacía la autonomía real de nuestros países frente a los imperialistas o se trata de cambiar un dueño por otro igual o peor? El futuro nos dirá.