Autor: Gaetan
De momento no puedo hablar de Lagos en su
conjunto. Es una ciudad tan enorme que sería muy atrevido decir que, en una
semana, uno tiene idea de cómo es. Además, desde la periferia dónde vivo,
todavía no puedo decir nada del centro porque no lo he visto. Lagos es una
ciudad de más de 15 millones de habitantes. Algunos hablan de 18. La verdad es
que es una ciudad de grandes dimensiones en todos los sentidos pero también una
ciudad de grandes contrastes.
Cuando preparaba el viaje para Nigeria, todo
el mundo me pedía tener mucho cuidado pensando directamente en Boko Haram. Este
grupo extremista musulmán lleva años matando a todos los que no comulgan con
su idea del islam radical en el norte de
Nigeria pero también en Niger, Camerún y Chad. Matan a niños, mujeres, ancianos
y hacen tantas barbaridades que su reputación está más que conocida en el
mundo. Tanto es así que hoy en día cuando hablas de Nigeria, la gente piensa en
Boko Haram. Pues, tengo que decir que aquí, el Lagos, lo único de lo que no se
habla es Boko Haram. Si no tocas el tema expresamente, no sale en la
conversación. Este país es tan grande y tan complejo que lo que pasa en el
norte tiene poca repercusión en el sur. Tampoco se ven indicios de tensión entre
los cristianos y los musulmanes en esta mega ciudad dónde las iglesias de todo
tipo alternan con las mezquitas en cada rincón y la gente con cruz está en los
mismos atascos que los que llevan djelaba.
La otra impresión que uno tiene es justamente
el número de personas que andan por las calles de la ciudad. Hay verdaderos
atascos de personas que van y vienen en los mismos carriles que los coches, las
motos. Todo se mueve. Hay vida. No se puede hablar de exceso de velocidad
porque los coches van en cadena uno tras otros y las personas van pasando a veces cruzando las calles corriendo dónde
no hay paso de cebra. Todavía no he
vista un solo semáforo en la pequeña parte que he visitado. Los coches y las
personas se cruzan aplicando la lógica del más rápido. Conducir aquí es una
verdadera hazaña. La pregunta que uno se hace al ver este espectáculo es: ¿por
qué no hay accidentes cada día? No podría asegurar que no los haya pero diría
que si los hay, son pocos con respecto a lo que uno podría esperar.
En todos los barrios, se ven los tendidos
eléctricos. Todo hace creer que la corriente llega a todas partes en esta zona
de la periferia. Sin embargo, también se oyen ruidos de los grupos electrógenos
por todas partes. La explicación es sencilla: la luz pública está cortada casi
siempre y nunca nadie sabe cuando llega y cuando se va. Los que tienen aparatos
que necesitan electricidad en casa se ven obligados a comprar grupos
electrógenos y a instalar moduladores de corriente para evitar las sobrecargas
cuando viene la corriente pública. Al lado de mi habitación, hay un grupo que
me entretiene con su ruido ensordecedor desde la mañana hasta tarde la noche.
Si hubiera aparatos de medir la contaminación, Lagos podría ocupar un buen
puesto en el ranking mundial. Sin embargo, nadie parece preocuparse por este
problema. La gente tiene otras preocupaciones.
A ambos lados de cada calle, existen canales
para evacuar agua. Se nota que en algún momento de la historia, ha habido
grandes obras para mejorar la vida de los barrios. El problema es que ahora,
por algún problema, los canales están llenos de agua verdosa estancada. En
otros muchos lugares, están repletos de botellitas de plástico vacíos mezclados
con las bolsas de plástico negras. Evidentemente, el ambiente es propicio para
la proliferación de los mosquitos y un caldo de cultivo de diversas
enfermedades. Se ve que los beneficios del petróleo extraído en este país en
grandes cantidades (primer productor africano), no están llegando todavía a todos.
A pesar de todo esto, el pueblo nigeriano es
extremadamente respetuoso hacia los sacerdotes y amables con visitantes
extranjeros. Estoy sorprendido por los gestos de cariño recibido a lo largo del
día y todos los días. No sé si lo hacen por mí por ser sacerdote o es una
actitud general hacía cualquier extranjero que llega. Me costaría pensar que no
sea así.
¡Este país me está encantando!
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