(Dr Gaetan Kabasha)
Cuando el pasado martes 18 de agosto los militares llevaron a cabo el golpe
de Estado en Mali, la población salió masivamente a la calle para felicitar a
los golpistas. También algunos africanos de otros países en sus redes sociales
parecen estar contentos de la acción. Lo que unos y otros olvidan es que el
problema de Mali no arranca con el presidente arrestado, Ibrahim Boubakar Keita
ni terminarán con las nuevas autoridades por muy militares que sean.
Existe un error extendido en África según el cual la democracia lo resuelve
todo. En realidad es una manera de huir de los problemas pensando que las
soluciones llegan con esta palabra mágica. Nadie para un poco a reflexionar
sobre este concepto de democracia, lo que supone, cómo funciona, qué es y qué
no es. No sería despiadado pensar que muchos confunden democracia con el voto
democrático cuando el voto es una parte de un gran conjunto. Democracia no se
limita a organizar las elecciones. Se trata de algo más.
Para empezar, hay que saber que antes de poner en marcha una democracia,
hace falta unos fundamentos previos sin los cuales todo se viene abajo. Hay
requisitos pre-democráticos que necesitan ser estudiados y equilibrados antes de
plantear el proceso democrático que aboca en las elecciones. Estos requisitos
son entre otros la existencia de un Estado, el consenso general sobre la forma
de gobierno que se quiere, la resolución de problemas identitarios existentes
entre las diferentes comunidades, pacto sobre las líneas rojas y las reglas de
juego etc. Si estos requisitos fallan, no hay democracia que prospere y las elecciones
transparentes no resuelven ninguna crisis profunda.
Volvamos a Mali. Estamos ante un país con una superficie dos veces España con
solo 15 millones de habitantes dispersados sobre una tierra desértica. La
población del norte tiene un fuerte sentimiento de abandono por parte del sur
dónde está la capital Bamako y se envuelve en una espiral independentista que
el sur es incapaz de controlar. Los touaregs mayoritariamente instalados en el
norte, reagrupados en el MNLA proclamaron la independencia de AZAWAD. Recientemente,
con la destrucción de Libia y el flujo de las armas en el Sahel, a este
sentimiento independentista se ha añadido el terrorismo islámico de los
movimientos que quieren controlar el país e implantar la sharia. El ejército de Mali es incapaz de asegurar la soberanía nacional en todas sus fronteras. Al gobierno central se le escapa una buena parte del territorio y la frustración del pueblo ante esta impotencia es cada vez fuerte.
A parte de estos problemas que son de importante calado, el país vive
constantemente en crisis políticas y económicos que hacen que después de la
Independencia haya habido varios golpes de Estado que alteran con tiempos de
elecciones democráticas sin que ningún régimen haya podido solucionar los
problemas reales del país.
Cuando en 1991, el general del ejército Amadou Toumani Touré hizo un golpe
de Estado y organizó las elecciones democráticas sin presentarse él, los
malienses creyeron que el país se ponía ya en la órbita del progreso. La
decepción fue grande cuando se dieron cuenta de que la crisis que vivía el país
iba más allá del hecho de depositar una urna. En 2012, con la parte norte en efervescencia
y el país es descomposición, el ejército volvió a hacer un golpe de Estado
contra las autoridades democráticamente elegidas. El círculo se cerraba. La
Democracia o lo que se le parece no impidió el derrocamiento del poder por la
fuerza. Algo había fallado.
Con las presiones de la Comunidad Internacional, los golpistas aceptaron
pasar el poder a los civiles en un nuevo intento de democracia. El presidente
IBK ganó claramente las elecciones en un momento en el que Francia estaba
interviniendo militarmente en el norte contra los grupos yijadistas. El pueblo
depositó sus esperanzas en IBK como si fuera un superhombre capaz de resolver
los problemas seculares y hondos que podrían llevar por delante todo el Estado.
Ni los 4.500 militares franceses desplegados en el país, ni los 13.000 cascos azules de la ONU, ni la Comunidad Internacional masivamente han podido aplacar definitivamente el terrorismo o convencer a los touaregs que
renunciaran a sus veleidades de independencia del norte. Ni siquiera han podido impedir el golpe de Estado que viene a poner todo lo conseguido en entredicho. A esto se añaden la
corrupción, el amaño de los votos para favorecer al presidente, la inercia del
Estado a la hora de abordar los problemas etc.
Hace semanas que el ambiente en Mali era muy tenso. El pueblo estaba en la
calle rechazando los resultados de las elecciones legislativas y la dimisión
del presidente. Las organizaciones regionales habían intentado encontrar una
solución con una serie de propuestas. Pero los militares decidieron tomar el
asunto en sus manos. Otra vez, un golpe de Estado contra las instituciones
democráticas. Parece que cuando África quiere escapar del trueno se encuentra
con el relámpago. Se requiere un trabajo de fondo que asegure los cimientos del Estado antes de plantear cualquier otra cosa.
Great article. Many african's countries still have so many things to do,to achieve the real democracy.
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