lunes, 5 de agosto de 2019

La lacra de la esclavitud (parte 2)


(Gaetan Kabasha)

La perversión de la naturaleza humana llegó a su cima con la decisión de los países que se denominaban civilizadas de esclavizar a los negros para rentabilizar las plantaciones de la recién descubierta América. Lo cual demuestra que el avance tecnológico no va siempre con el progreso moral. Más bien, la tecnología puede ayudar a afinar los métodos de la maldad. Aquel momento puede ser considerado como el culmen de lo que el ser humano es capaz de hacer a sus semejantes. Sin embargo, hemos de precisar que aquella siniestra empresa no podía haber alcanzado sus objetivos en las proporciones conocidas sin la existencia anterior de la esclavitud en los reinos africanos. Si la idea surgió de los europeos y fue llevado a la práctica por ellos, la colaboración de los reyes y jefes tradicionales africanos fue determinante. Aquí está la razón por la que no hizo falta el uso de la fuerza, mientras que si fue necesario en muchos lugares para asentar la colonización más tarde.

Existe una anécdota curiosa: en Dahomey, el esclavista portugués Francisco Félix de Souza falleció. Por haber hecho alianza con el rey Ghezo al que ayudó a alcanzar el trono, se decidió hacerle los funerales del Estado como un dignitario del reino. Sacrificaron a un hombre y una mujer para acompañarle a la tumba y mataron otras tres personas en el puerto de Ouidah dónde De Souza gestionaba su negocio de esclavos para conmemorar su grandeza. ¡Cosas curiosas de la historia!
Los mares y océanos contemplaron impávidos los negreros gigantes cargados de la mercancía humana, verdaderos símbolos de la miseria moral. Se calcula que entre el siglo 15 y 19, hubo unos 55 mil viajes de negreros cargados. También se sabe que por cada persona que llegaba à América, morían cinco en la captura, el viaje al puerto, el tiempo de permanencia en el puerto y la travesía.
Las consecuencias del comercio triangular fueron dramáticas para África y duran hasta hoy. Las guerras inter-tribales alentadas por los esclavistas y sus aliados rompieron los equilibrios dentro del continente, sembraron odios seculares, ocasionaron miles de muertes y desplazamientos de pueblos hacía los lugares más inhóspitos. El hecho de llevar a las tierras desconocidas a los jóvenes valientes creó también un vació en el proceso de desarrollo de África.  Mientras que en Europa se estaba iniciando la revolución industrial, África se encontraba en un síndrome de humillación y un agotamiento desde el punto de vista humano. La herida de la esclavitud dejó una huella traumática colectiva que luego fue acentuada por la colonización y perdura hasta hoy en muchos países. Hay quienes incluso creen que el retraso económico y industrial de África tiene que ver con estos dos fenómenos que consiguieron destruir la identidad africana y sumergir sus pueblos en un vació existencial.
La esclavitud fue abolida por Gran Bretaña en 1807 y por los Estados Unidos en 1863. Sin embargo, el fenómeno no desapareció del todo. Existen todavía a día de hoy lugares dónde la esclavitud está practicada de manera oficial o clandestina. Hace poco el mundo se estremeció al enterarse de que en Libia, se sigue vendiendo a los inmigrantes negros como mercancía. En los países del Asía del sur, la trata de los seres humanos es una moneda corriente. En un país como Mauritania, la esclavitud forma parte del sistema social y cultural. Dependiendo de los investigadores, se estima que en la actualidad, el número de los esclavos existentes oscila entre 10 millones y 25 millones. Es una auténtica barbaridad en un mundo que se dice evolucionado y globalizado.
¿Y qué pasa con la contratación abusiva de personas que luego trabajan en régimen de semi-esclavitud en distintos lugares del mundo?

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