Hay momentos en los que uno se siente verdaderamente satisfecho de lo hecho. Son momentos puntuales pero marcan un punto de inflexión en este itinerario sobre la tierra. No son necesariamente momentos estelares o espectaculares a los ojos del mundo. Pueden pasar incluso desapercibidos por el entorno pero nunca pasan sin dejar huella en el sujeto que los vive.
El otro día, junto con mi amigo José María estuvimos tomando una caña en un pequeño bar de mi pueblo. Era nuestra manera de celebrar un acontecimiento que para nosotros reflejaba esperanza y satisfacción. Acabábamos de salir de un banco. Nos habíamos dado cita para transferir la primera parte del dinero destinado a financiar los estudios universitarios a los jóvenes de Rwanda. Después de un año luchando para poner en marcha AUDE (Asociación Universidad para el Desarrollo en África), por fin podíamos decir a los socios, amigos y colaboradores que las palabras se habían transformado en hechos.
Todo después de un año entero de imaginación, de trabajo, de llamadas y mensajes; un año para forjar los estatutos, llevarlos al Ministerio del Interior Español, conseguir el número de identificación fiscal del Ministerio de Hacienda, preparar los trípticos, abrir una página web (www.audesarrollo.es) ; un año para hablar con unos y otros, hacer algunas presentaciones, convencer a los primeros socios para que se comprometieran sin tener todavía nada claro. Al final, aquella mañana, eramos capaces de ofrecer algo consistente a los que creyeron en nosotros; eramos capaces de decirles esta verdad: "Siete jóvenes ruandeses ya están haciendo diferentes carreras y dentro de cuatro años, ustedes podrán ir a su graduación en un viaje turístico a Rwanda". ¿Cómo no íbamos a sentirnos satisfechos y esperanzados?
AUDE nació de una reflexión basada sobre mi vida personal como ruandés y como africano. Mientras que hay muchos organismos involucrados en la educación de base en muchos sitios, los hay pocos que plantean el desarrollo de África desde la formación superior. La educación de base es necesaria y fundamental pero para transformar un país, entender la mundialisazión, hacer frente a la depredación constante, capitalizar los recursos, alcanzar la capacidad de gestión de los bienes comunes, insertarse en el mundo cada vez más competitivo etc. es importantísimo formar cuadros de alto nivel. Este sueño solamente se puede conseguir invirtiendo en la educación universitaria para aquellos jóvenes capaces que, sin ayuda, se quedarían a medio camino.
En AUDE, estamos decididos a reunir los recursos necesarios para que, cada año, seamos capaces de ayudar a unos cuantos estudiantes. Poco a poco, iremos pisando el acelerador con más socios. Y después de cuatro años, los estudiantes financiados aumentarán el número de los socios contribuyentes. AUDE será una gran familia de solidaridad y motor del desarrollo. Ante las ganas de alcanzar una meta, sólo nos podrá parar el infinito. Gracias a todos los socios y los que están pensando serlo. Con un poco de voluntad, lo que parecía imposible se hace realidad.
Gaetan
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