miércoles, 17 de julio de 2024

AES: Una revolución en marcha

 

(Dr Gaetan Kabasha)

AES es un acrónimo de Alianza de los Estados del Sahel. Se trata de una nueva agrupación regional que reúne a Burkina-Faso, Mali y Níger en un órdago de ruptura con la CEDEAO (Comunidad Económica de los Estados de África Occidental). Un grupo de países que, en su dinámica rupturista y revolucionario, han decidido tomar su destino entre sus manos, desafiando los cánones establecidos de las relaciones entre África y sus antiguos patrocinadores. Es una novedad en el panorama geopolítica mundial a la vez que un acto de extraordinaria osadía. Veamos por partes.

Todo empezó con un golpe de Estado en cada uno de estos países. Aprovechando la situación bélica en la que los tres están sumergidos, la frustración del pueblo ante la impotencia de sus gobiernos, los militares decidieron hacerse con el poder. En efecto, estos países llevan años haciendo frente a los grupos yihadistas armados sin que los presidentes hubieran conseguido atajar este problema de manera satisfactoria. Los ciudadanos estaban hartos de la ineficacia de sus gobiernos a la hora de encarar esta amenaza. Tan es así que algunos empezaban a considerar las diversas fuerzas internacionales sobre el terreno como cómplices de los asaltantes islamistas.

Una vez los golpes de Estado consumidos, los nuevos detentores del poder procedieron a romper los acuerdos de defensa con Francia acusándole de hacer más daño que beneficio en sus siempre ambiguas relaciones con los países antiguamente colonizados por ella. Hay que decir que, de manera general, los ciudadanos de los países antiguamente colonizados por Francia consideran a esta última, con o sin razón, como el obstáculo principal a su desarrollo. La expulsión de Francia por los golpistas de estos tres países fue interpretada por muchos africanos como el acto más revolucionario del siglo. Hay quienes hablan de la segunda independencia, en realidad, la verdadera.

El tercer paso, fue pedir la retirada de los cascos azules de la ONU principalmente en Mali. Tachados de ineficaces, estos militares de la ONU, instalados en el país desde 2013, no habían conseguido parar la sangría yihadista a pesar de ser más de 15.000 personas y un presupuesto de más de 1.200 millones de dólares al año. Su presencia estaba siendo vivida más como un escollo a la independencia del país que como ayuda real a la lucha contra las amenazas islamistas. Aprovechando la misma dinámica, Níger pidió también la retirada de las fuerzas americanas instaladas sobre su terreno con el objetivo de controlar el Sahel.

Por último, llegó lo casi impensable: la salida de la CEDEAO. ¿Quién podía imaginar una tal osadía? Salir de una organización regional acusándola de servir de correa de transmisión de los imperialistas fue una decisión de las más inesperadas teniendo en cuenta de los lazos históricos existentes entre los miembros de esta organización y las implicaciones socio-económicas tejidas a lo largo de muchas décadas. Las sanciones económicas drásticas impuestas por la CEDEAO como reacción a los golpes de Estado fueron como una gota que colma el vaso y precipitaron el giro de los acontecimientos. Queda saber si el próximo paso será la salida del franco CFA, una moneda única en toda la zona, también muy a menudo tachada de vestigio de la época colonial.

Los elementos ventajosos de la unión

Para que AES sea una realidad efectiva, existen circunstancias favorables sin las cuales todo sería algo efímero o un proyecto de muy corta existencia. En este caso, se pueden contabilizar cuatro elementos que posibilitaron la unión y pueden ser catalizadores de una unión duradera.

En primer lugar, está la historia de los tres países. En efecto, AES reagrupa los pueblos que tienen las mismas realidades culturales e históricas. Son todos antiguas colonias francesas y comparten la misma experiencia del peso del imperialismo francés que, durante años, ha ido orientando la política de esta zona siguiendo sus intereses, a costa del interés de los ciudadanos. El sentimiento global del pueblo es de rechazo radical contra Francia y como se sabe generalmente, el odio a un enemigo común es un elemento unificador.

En segundo lugar, viene la situación geográfica. El Sahel es un lugar tradicionalmente conocido por albergar grandes organizadores de imperios y valientes guerreros. En aquellas zonas, se recuerdan el imperio de Mali y sus famosos reyes mansa, el reino mossi y sus grandes tradiciones etc.  Los países de AES comparten esta zona geográfica con un sustrato cultural común, un mismo clima, las mismas técnicas de supervivencia y las resistencias a la dureza del desierto. Además, tienen en común el estar enclavado, al no tocar al mar.

En tercer lugar, esta zona lleva una década enfrentada al peligro yihadista. Tienen experiencia de lucha contra un enemigo mezclado con el pueblo en una guerra asimétrica que cruza las fronteras aprovechando la misma religión y las mismas tribus. El unirse puede ser una oportunidad de hacer frente a esta amenaza de manera más eficiente con la posibilidad de perseguir a los asaltantes sin necesidad de grandes protocolos al formar parte de una misma organización.

En cuarto lugar, los países en cuestión parecen tener la misma lectura de la política mundial. Sus habitantes manifiestan una voluntad de dar la espalda a los aliados tradicionales. No hay indicios de que se opongan a la presencia de los militares rusos en sus territorios. Hay que indicar aquí que Rusia está ocupando el lugar con sus mercenarios del grupo Wagner o con los instructores oficiales, pero todo el mundo sabe que realmente se trata de echar una potencia (Francia, USA) por otra (Rusia).

Todo esto viene a decir que estamos presenciando un nuevo capítulo en el panorama geopolítico mundial por lo que se refiere a esta parte de África. Es verdad que, a estas alturas, nadie puede afirmar que la alianza tendrá una larga vida a pesar de los buenos deseos. Pues, existen todavía políticos interiores a esos países que tienen nostalgia del antiguo régimen y que podrían traicionar la revolución en cuestión. Tampoco se sabe a ciencia cierta si Rusia conseguirá arrancar de raíz a los grupos armados que tienen muchas ramificaciones en todo el Sahel. La falta de recursos financieros podría ser otra pesadilla al cortar radicalmente los canales de financiación tradicional. Lo único que podemos decir con certeza es que, en este momento, los antiguos imperialistas parecen desorientados por las decisiones de los jóvenes militares convertidos de una noche a la mañana en nuevos dignitarios en una misma zona geográfica. ¿Habrá efecto domino en otros países?

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