(Dr. Gaetan Kabasha)
En este momento de incertidumbre
mundial en que todos hablan de un nuevo equilibrio geopolítica en preparación,
África está siendo el centro de intereses cruzados y no es descabellado pensar
que se le está repartiendo ya como un pastel antes de la gran mesa de
negociación que actualizará el sistema global. En este artículo, veremos como
las grandes potencias del momento, Estados Unidos y China, están trazando ya
rutas para el futuro saqueo del continente africano.
En primer lugar, China empezó
hace mucho a ocupar el terreno con su sistema de entablar acuerdos atrayentes
con los países, ofreciendo infraestructuras o créditos baratos a cambio de los
yacimientos de minerales. Últimamente, estamos asistiendo a todo un plan que
consiste en construir ferrocarriles que parten del océano índico hacia los
lugares que albergan cantidades descomunales de riquezas mineras
particularmente los minerales necesarios para la llamada transición ecológica
(cobalto, coltan, cobre). En este sentido, ayudó a Kenya a hacer el ferrocarril
que va del puerto de Mombassa a Nairobi pero el proyecto global incluye seguir
hasta Kampala y Entebbe (Uganda). Nadie ignora la conexión existente entre
Uganda y los conflictos persistentes en la República Democrática del Congo,
caracterizados por el saqueo sin paliativos de este inmenso país.
En segundo lugar, China ayudó a
construir el ferrocarril que va del puerto de Tanganyika y que cruza Tanzania
hasta la frontera de Ruanda. El proyecto incluye en su concepción la
prolongación hasta Kigali (Ruanda). Ruanda también está regularmente acusado de
no estar muy ajeno a lo que pasa en el vecino, Congo.
Finalmente, hay un proyecto mucho
más ambicioso. Se trata de la restauración del ferrocarril llamado Tazara que
va de Tanzania a Zambia. Este proyecto de más de 1.860km de largo fue
inicialmente hecho por China en los años 1960. Ahora se trata de modernizar sus
infraestructuras, algo que costará más de 1 millones de dollares. Lo más
llamativo de este ferrocarril es que pasa en los alrededores de la zona
congoleño dónde se encuentran concentrados los grandes yacimientos de cobalto y
de cobre.
Por otro lado, los Estados Unidas no se han quedado quietos. Como de una carrera contra China se tratara, el presidente Joe Biden acaba de inaugurar lo que se ha llamado el ferrocarril de Lobito. Este proyecto contempla arrancar desde el puerto de Lobito (Angola), penetra en la República Democrática del Congo y finaliza en la región de Ndola pasando por Kolwezi, lugar dónde está el importante yacimiento mundial de cobalto y cobre. Parece, pues, que en los dos casos, todos los caminos llevan al gran Congo.
Si analizamos bien, nos damos
cuenta que China construye desde el Este hacia dentro de África mientras que
EEUU construye desde el oeste hacia dentro. Los dos se encuentran en la misma
zona y resulta ser la zona de riquezas impresionantes en términos geológicos.
¿Será por casualidad?
En definitiva, en el momento que
Francia está perdiendo terreno en África del Oeste, en sus antiguas colonias
durante mucho tiempo consideradas como su coto privado, las dos potencias del
momento han decidido atrincherarse en el corazón de África con inversiones
millonarias. Hay quienes hablan de una cinta transportadora puesta en marcha
para vaciar África de sus recursos. Las infraestructuras que están realizando
recuerdan la época colonial cuando también todas las carreteras o ferrocarriles
unían las minas al mar; igual que la corriente de alta tensión pasaba por
encima de ciudades a oscuras para abastecer las industrias explotadoras de
minerales.
Bien es verdad que nadie puede
oponerse a las infraestructuras de transporte. Los países afectados podrían
beneficiarse de una manera u otra al poder llevar sus productos al mar con
facilidad. El problema que se plantea es: ¿estas infraestructuras serán propiedad
de estos países? ¿Existirán mecanismos de control de todo lo transportado en
los vagones? ¿No es una manera de significar a los países africanos que no
pueden construir industrias de transformación sobre su territorio? Son
preguntas que merecen respuestas. Si
esos proyectos no surgen de los africanos mismos, es indudable que esconden
intereses que poco tienen que ver con el desarrollo de África.
Esperemos que el continente
africano se despierte y pueda participar a la mesa del reparto que
aparentemente está en marcha. Si no es así, se encontrará otra vez en medio del
tablero como peones de ajedrez sin voz ni voto.
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