martes, 16 de agosto de 2022

Africa en la encrucijada

(Dr Gaetan)

Con el inicio de la agresión de Rusia a Ukrania y los posteriores acontecimientos regionales y mundiales, está claro que el orden mundial vigente está a punto de cambiar. Todos los análisis apuntan a un cambio de ciclo y a una reorganización de los equilibrios mundiales. La pregunta es: ¿África en su conjunto tendrá una palabra en el futuro reparto del mundo?

La guerra de Ukrania no es un elemento aislado y marginal. Prueba de ello es la reactivación repentina de la OTAN que el presidente francés había calificado, no hace mucho, de organización en muerte cerebral; la gesticulación de China con respecto a Taiwan; la reactivación de las relaciones entre los países occidentales y Venezuela; la declarada alianza entre Rusia, Irán, Corea del Norte y China etc. Todos estos elementos muestran hasta que punto lo que está pasando en Ukrania tiene un alcance mundial y marca un antes y un después en las relaciones internacionales.

Entre tanto, la diplomacia de unos y otros se está desplegando en África para involucrar el continente en los acontecimientos y prepararle al futuro orden mundial. El ministro de asuntos exteriores ruso, Serguei Lavrov visitó recientemente algunos países (Egispto, Rep. del Congo, Uganda, Etiopía) con una clara intención de fortalecer las relaciones y asegurarse del apoyo en el tablero mundial; el presidente francés, Emmanuel Macro, hizo una gira por Camerún, Benín y Guinea Bissau en la que tachó a los africanos de hipócrita al no posicionarse claramente a favor de Occidente en su contienda contra Rusia; y por último, el secretario de Estado de USA, Antony Blinken, también pasó por Suráfrica, RDCongo y Ruanda con una agenda que sin duda tenía que ver con el panorama mundial aunque camuflada bajo el paraguas de los conflictos de la zona de los Grandes Lagos y los problemas de gobernanza.


Todos estos movimientos tienen el objetivo de obligar a África a tomar postura por unos y contra otros pero casi siempre a favor o en contra de los intereses ajenos. No se trata de defender los intereses africanos sino más bien de entrar en la dinámica iniciada por otros. De hecho, es muy curioso que no se esté viendo a los presidentes africanos reuniéndose regionalmente o continentalmente para analizar juntos el panorama mundial, harmonizar las posturas que defiendan los intereses africanos o sencillamente para hablar con una sola voz. Está claro que la voluntad de los países potentes es de empujar a cada uno de los países de África, de manera aislada, a un nuevo orden mundial que se decidirá con el apoyo de África pero sin que ésta tenga una voz única. En este caso, el continente corre el riesgo de pasar otros cincuenta años a más luchando contra un sistema que se habrá fijado sin tener en cuenta de sus intereses.

Cabe recordar que no sería por primera vez que África se ve involucrada en unas decisiones tomadas fuera de ella. En el siglo XVI, Europa decidió sin consultar a nadie que los africanos serían esclavos para rentabilizar las plantaciones recién adquiridas en América; al final del siglo XIX, las potencias europeas decidieron repartirse África y colonizarla en la famosa Conferencia de Berlin (1884-1885). África se enteró más tarde de que ya no tenía autonomía sino que cada entidad pertenecía a un país extranjero. Durante la Segunda Guerra Mundial, el continente africano participó en el conflicto, bien enviando a sus hijos a la guerra, bien proporcionando suministros diversos. Sin embargo, al finalizar la Guerra, el nuevo orden mundial se negoció en su ausencia. Y allí estamos, dando vueltas sin posibilidad de cambiar lo que se fijó sin  nosotros.

En estos momentos, la preocupación de los dirigentes africanos debería ser encontrar una manera de proponer algo con una voz potente y convincente en la nueva organización del mundo que se avecina. Como continente que tiene todo a su favor de cara al futuro, no debería dejar pasar la oportunidad de participar en las decisiones que marcarán una nueva época. Si no es así, vamos a tomar mal la curva, una vez más.

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