(Dr Gaetan Kabasha)
La noticia del bombardeo del ejército americano al grupo
terrorista Boko Haram en Nigeria tiene muchas lecturas igual que podría tener
muchas consecuencias. Algunos, por motivos religiosos o humanitarios, aprueban
la decisión; otros, partiendo de su recelo hacía todo lo que viene de los
Estados Unidos, ven con mucha preocupación esta acción. Hay una tercera parte
de los que creen que África debería ser capaz de resolver sus propios problemas
sin necesidad de recorrer a las potencias que, según nos enseña la historia,
nunca se mueven sin intereses económicos o geopolíticos por medio. En este
artículo, no nos interesaremos de estas distintas lecturas ni de la eficacia de
la acción americana sino más bien del peligro de un cierto discurso de guerra
religiosa o de defensa de los cristianos sin explicar muy bien a que se
refieren estas expresiones.
Hace poco, el presidente Trump, viendo las noticias de los
secuestros o matanzas de los cristianos en el norte de Nigeria como si fuera
algo nuevo, declaró que los cristianos estaban siendo perseguidos. La noticia
corrió por las redes sociales llamando a la acción pero sin que nadie se
dedicara a hacer un mínimo análisis de lo que realmente está pasando en esta
parte del planeta. El gobierno de Nigeria, por su parte, igual que los obispos
católicos, aclararon que no convenía hablar de una persecución contra los
cristianos. ¿por qué los propios nigerianos no se atreven a hablar de
persecución?
Nigeria es un país inmenso de más de 200 millones de
habitantes, constituido por muchos grupos étnicos. Los más grandes son los
haoussa en el norte, los yoruba en el oeste y los igbos en el este. Esos grupos étnicos se reparten en partes
iguales entre el cristianismo y el islam. De manera general, salvo algunas
fricciones muy periféricas, los cristianos y los musulmanes viven en harmonía.
En una ciudad como Lagos de más de 18 millones de habitantes, encuentras en el
mismo barrio iglesias cristianas y mezquitas, cristianos y musulmanes, unos con
sus cruces y rosarios, otros con sus chalabas, cada uno haciendo sus
actividades como en cualquier ciudad de África. En el gobierno, hay
regularmente elecciones que consiguen la alternancia democrática en la
presidencia entre cristianos y musulmanes. En un país así, hablar de
persecución religiosa sin más explicaciones puede dar una imagen distorsionada
de la realidad y sobre todo socavar la convivencia pacífica existente. No hay
nada más peligroso en las relaciones humanas que la sospecha entre unos y
otros.
Hablemos ahora de las terribles masacres y secuestros. Cuando
me fui por primera vez a Nigeria, algunos amigos en España me desaconsejaron el
viaje, otros quedaron rezando por el probable eterno descanso de mi alma. Era en
2017 cuando la secta islamista en cuestión estaba en la cima de sus atrocidades.
Lo que la gente no sabía o no quería saber es que todo estaba limitado a la
región fronteriza del norte y yo viajaba a Lagos, al sur oeste. Al llegar, encontré
una realidad distinta de lo que describía la prensa.
Hay que circunscribir bien el tema. Desde 2008, surgió en el
norte de Nigeria un grupo islamista radical llamado Boko Haram con un objetivo
claro: instaurar la sharía en Nigeria empezando por las provincias del norte
dónde los musulmanes son mayoritarios y bajando a las provincias dónde el
cristianismo es mayoritariamente practicado. Es un grupo bien identificado, de
locos de Dios como los puede haber en cualquier sitio dónde el fanatismo
sustituye a la razón, pero en ningún caso representa a los musulmanes nigerianos
en su conjunto. Esos fanáticos matan a todos los que no comulgan con sus ideas
ya sean cristianos o musulmanes. Ante sus ojos, un musulmán que no entiende la
religión como ellos es tan o más de impío que un cristiano. Este grupo no tiene
nada que ver ni con las autoridades nigerianas ni con el pueblo sencillo que
aspira a vivir en paz. Esto no quita que encuentre en los pueblos del norte
algunos adeptos o cómplices a la hora de esconderse o cometer sus crímenes.
Desde el principio, el gobierno puso muchos medios para
atajar el problema movilizando el ejército. Si no han podido terminar con el
fenómeno se debe a otros motivos que no son de tipo religioso. Más de 15 años
después, Boko Haram se ha convertido en una banda de bandidos que se dedican a
hacer daño sin horizonte, a secuestrar para cobrar el rescate y como no, a organizar
una salvajada espectacular para hacer hablar de ellos. Pusieron a prueba la
convivencia de los nigerianos pero no se puede afirmar que consiguieron romper
la unidad del país.
¿Por qué hablar de persecución cristiana puede ser peligroso?
Los medios occidentales tienen la tendencia a moverse en los
esquemas binarios como si las cosas fueran siempre blancas o negras. Este tipo
de atajos esconde una falta de conocimiento de la realidad sobre el terreno. Es
muy fácil hablar de persecución cristiana desde fuera, excepto que este
discurso puede tener consecuencias insospechables dónde ocurren los hechos.
Para empezar no está establecido que Boko Haram solo secuestra o mata a los
cristianos aunque este colectivo suele ser el más afectado. Cuando esos
fanáticos ponen una bomba en el mercado, por ejemplo, no miran la religión. En
segundo lugar, hay que descartar que los poderes públicos hayan apoyado de
cerca o de lejos esta peligrosa secta. Por tanto, cuando se habla de
persecución contra los cristianos, como mínimo, hay que precisar que se trata
de un grupo terrorista minoritario y sanguinario que no tiene nada que ver con
el pueblo nigeriano en su conjunto o sus representantes.
En un país dónde coexisten dos religiones a partes iguales,
dónde la convivencia está conseguida más o menos, hay discursos que pueden
despertar los indeseables demonios. Al oír ciertos discursos, uno pensaría que
los musulmanes de Nigeria están masacrando a los cristianos o que los aviones
americanos están machacando a los musulmanes de Nigeria en defensa de los
cristianos.
Volviendo a los bombardeos de los Estados Unidos, hay que
recordar que el gobierno de Nigeria empezó rechazando la idea probablemente
porque no veía la eficacia de un bombardeo a un grupo que se mueve
constantemente en pequeñas unidades o porque temía las consecuencias de una tal
acción sobre el pueblo o sobre su propia soberanía. ¿qué piensan por ejemplo
los musulmanes ordinarios cuando les dicen que los americanos vienen a defender
a los cristianos? Y el gobierno que ahora es mayoritariamente musulmán, ¿cómo
encaja este discurso? Y los musulmanes del norte que también se resisten a
acoger la ideología radical de esta secta, ¿cómo les afecta este discurso?

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