sábado, 9 de noviembre de 2024

El efecto Trump en África

 Dr Gaetan Kabasha

La ola de felicitaciones y de indignación recorre el mundo según que unos están a favor o en contra de Trump. El fenómeno Trump no deja a nadie indiferente. Su figura parece a un elefante en medio del jardín. ¿Qué pensar de África?

Hace cuatro años, en un artículo en este blog, dije sobre Trump lo siguiente: “Por lo que se refiere a África, Trump dijo sin tapujos que era un continente de mierda. Sus análisis le habían llevado a esta conclusión. En el fondo, este hombre decía muy alto lo que los otros políticos de su esfera dicen muy bajo. Y en coherencia con su punto de vista, nunca pisó el suelo africano en todo su mandato. Juraría que nunca pisó África en toda su vida. Es un continente que no le interesa en nada”. A día de hoy, sigo pensando lo mismo. No veo como este hombre tan coherente en sus convicciones habría cambiado, excepto si durante su travesía del desierto, habría recibido una divina visión.

Partiendo de esta premisa, me reafirmo en mi convicción: a Trump no le interesa África. Se diría incluso -ojalá me equivoque- que para él ese continente es un oscuro lugar dónde los habitantes toleran a los tiranos y no luchan decididamente para su libertad. No sería extraño que vuelva a terminar su mandato sin pisar el suelo africano.

Esta postura puede tener dos lecturas de cara al futuro: la continuidad de las dictaduras o la liberación del continente.

Empecemos por lo primero: en contra de lo que suelen hacer los del partido demócrata que claman a favor de la democracia y los derechos humanos, pero por debajo, siembran el caos y la desolación en los países del mundo, Trump no parece inmiscuirse en las políticas de otros países si no ve un interés económico claro para los Estados Unidos. Quiere decir que los dictadores pueden dormir tranquilos; no los ahuyentará si quedan quietos. Lo hemos visto durante su mandato de 4 años y no hay indicios que esto vaya a cambiar. El nuevo mandatario estadounidense desprecia profundamente a los dictadores que mantienen a sus propios pueblos bajo el jugo de la miseria al mismo tiempo que admira a los hombres fuertes. Una contradicción que sólo él sabe gestionar. Es probable que deje de colaborar de manera estrecha con esos déspotas, pero no dejará de estrecharles la mano cuando se presente la ocasión.

Lo segundo: es posible que Trump no obstaculice a los africanos que quieran liberarse. Pienso en particular en aquellos países que han decidido salir del dominio francés por su cuenta y riesgo. Los países como Mali, Burkina Faso y Níger podrían probablemente encontrar en la neutralidad de Trump una oportunidad para asentar su autonomía frente a una Francia al acecho, que no quiere abandonar sus pretensiones neocoloniales en sus antiguas colonias. Si algún otro país quiere echar a patadas a Francia, es el momento. En resumidas cuentas, entre la neutralidad de Trump y la debilidad diplomática de Macron, puede haber una brecha para los africanos que quieren alcanzar la liberación de sus países. Por tanto, la pelota está en la cancha de los africanos. Quizá sea ésta la única oportunidad de emancipación en mucho tiempo.

En el mismo marco, es posible que los luchadores de la libertad encuentren una acogida favorable. Todo el mundo sabe que Trump no forma parte de la aristocracia americana, aquella categoría de dirigentes que ven el mundo bajo sus pies y quieren imponer sus ideologías al resto del mundo. Es probable que Trump se desentienda completamente de África, lo que favorecería a los resistentes en aquellos países dónde los dictadores hacen tropelías sobre su pueblo con el apoyo implícito o explícito de Estados Unidos.

En conclusión, podemos estar seguros que Trump, a pesar de su carácter imprevisible, no impulsará una nueva guerra sobre el continente africano. La era Trump podría ser una oportunidad para que los países africanos se emancipen. Pero me temo que se aplique aquello del caballo que, atado a una hierba, sigue creyendo que está atado a una madera fuerte.

viernes, 8 de noviembre de 2024

El efecto Trump

(Dr Gaetan Kabasha)

Ya que todo el mundo habla de la victoria de Trump, no seré yo quien quede atrás. La victoria aplastante de este hombre que mezcla la manifestación de virilidad con la comedia de mal gusto, no puede dejar a nadie indiferente.

Sin ser especialista de la política americana, puedo sin embargo emitir ciertos juicios de sentido común. Para decir la verdad, yo nunca he creído en las encuestas que daban a Kamala Harris ganadora. Es posible que la candidate demócrata fuera favorita en Europa pero Europa no vota en las elecciones americanas.

En mi juicio, Trump se benefició de tres factores importantes entres otros: su salida de la presidencia en 2020, los intentos de sacarlo de la escena política y el discurso que llega al ciudadano de a pie.

En primer lugar, Trump consiguió hacer creer a sus seguidores que le robaron la victoria en 2020. Esta idea que los medios de comunicaciones parecen minimizar puede haber ejercido mucha influencia de su reelección. En efecto, los partidarios de Trump que votaron en 2020 y que quedaron con una sensación de injusticia, siguieron formando un núcleo inquebrantable en torno a su candidato. Nunca cambiaron de bando. Las últimas elecciones fueron para ellos una manera de vengarse de los demócratas. Estos no tenían ganas de saber nada más.

En segundo lugar, vienen los diversos juicios en los que Trump está inmerso. No estoy aquí para opinar sobre la verdad de los hechos. Es incluso más que probable que Trump haya cometido todos los delitos por los que está acusado. Sin embargo, sus partidarios están convencidos de que todo esto responde a un plan maquiavélico de desalojarlo de la vida política. No cabe duda que los intentos de asesinato del candidato Trump reforzaron esa idea de un justo convertido en víctima sobre el altar de los injustos. A partir de allí, se han radicalizado más todavía. Kamala Harris podría haber propuesto lo que fuera, nadie de este grupo le habría prestado atención. Para ellos, Harris forma parte de los conspiradores que urden proyectos nocivos en la noche. Es incluso posible que muchos indecisos o tradicionales votantes demócratas hayan cambiado de bando con la idea de colocarse del lado del perseguido. En estas circunstancias, lo que cuenta no es la verdad de los hechos jurídicos sino la interpretación subjetiva que se hace en torno a ellos. La avalancha roja en las elecciones viene a decirnos que para muchos americanos, Trump luchó contra la maquinaría del Estado profundo y de las élites y gracias al pueblo sencillo, los perseguidores quedan en ridículo. ¿Significa esto que Trump es un cordero inmaculado? No necesariamente. Pero esto no cuenta. En resumidas cuentas, parece que estamos ante el fenómeno del chivo expiatorio convertido en rey. ¡Viva la democracia!

En tercer lugar, viene el discurso de Trump. Este hombre habla al pueblo llano. A pesar de formar parte de la élite económica, ha guardado los modales de los campesinos con un lenguaje directo, desafiante y a menudo rústico. No utiliza las frases alambicadas envueltas en lo políticamente correcto. Dice lo que piensa e incluso cuando miente, se sabe que está mintiendo. Además, toca los problemas reales de la gente. A un señor que duerme en su coche por falta de alojamiento, nunca le convencerás que te vote por defender la ideología de género. El feminismo está bien cuando uno ya ha cubierto las necesidades básicas. Queda claro que los problemas de la mayoría de los americanos no tienen nada que ver con el wokismo, la ideología de género, el miedo al cambio climático etc.

Más allá de todo esto, hay un elemento que jugó a favor de Trump. Los demócratas se dedicaron a pintar a un señor inmaduro, desequilibrado, peligroso, nazi etc. como si ese señor fuera un desconocido por los americanos. Hay que recordar que Trump fue presidente de los EEUU durante todo un mandato. Si dice que con él no habrá guerra, todo el mundo puede comprobar que durante sus 4 años de presidencia, no hubo guerra. Más bien, en contra de lo que se pudo imaginar, consiguió tejer los acuerdos de Abraham acercando a Israel con los países árabes, cosa que era impensable hasta su llegada. Se reunió con el mandatario de Corea del norte cuando el mundo miraba con temblor la inminencia de una guerra nuclear. ¿y qué decir de esta indecente costumbre de los demócratas de apropiarse los grupos sociales como si fueran rehenes políticos de un partido? ¿Los negros, los latinos, los musulmanes no saben pensar sí mismo que se debe indicarles dónde votar? Cuando tomas al pueblo por tonto, te contesta de una manera mucho más sabia y rotunda. Y la respuesta está allí.

En fin, Trump llega y hay que esperar cambios tanto en EEUU como en el mundo.