(Axel Dieu-bénit Averroes KORONDO)
"Repito, no me presentaré como
candidato. Esta pregunta me molesta. Yo mismo reforcé la Constitución para
estipular que nadie puede ejercer más de dos mandatos en su vida. Nadie me va a
mantener como presidente. Me voy. He envejecido", declaró el presidente
beninés Patrice Talon con confianza, orgullo, entusiasmo y valentía durante un
encuentro con jóvenes el 28 de julio de 2025 en el Palacio de la Marina en
Cotonú. Pero ¿qué está pasando en Camerún? ¿En la República Centroafricana? ¿En
Costa de Marfil? ¿Por qué no dejarnos guiar por el espíritu de paz, felicidad y
respeto?
De hecho, este mes de julio estuvo
marcado por acontecimientos que podrían describirse como el « síndrome
del poder eterno ». Primero, el 13 de julio de 2025, el presidente
camerunés Paul Biya, de 92 años, en el poder desde el 6 de noviembre de 1982,
anunció su candidatura para las elecciones de octubre de 2025. Luego, el 26 de
julio de 2025, su homólogo centroafricano, Faustin Archange Touadera, de 68
años, en el poder desde el 30 de marzo de 2016, juró su cargo en el partido
político MCU, del cual es líder. Finalmente, el 29 de julio de 2025, el
presidente marfileño Alassane Dramane Ouattara, de 83 años, en el poder desde
el 6 de mayo de 2011, anunció su candidatura para un cuarto mandato.
Mientras uno de ellos, al final de
su mandato, se prepara para dejar el poder, como lo exige la Constitución, por
el bien de su pueblo, su país y la imagen y el honor de África, los otros tres
aún se consideran los únicos salvadores, Dios Todopoderoso, y reforman la
Constitución para permanecer en el poder indefinidamente. ¿Qué placer les
produce tomar semejante decisión? Es un panorama horrible para la democracia en
una parte de África. Además, julio sigue siendo un mes de vergüenza, tristeza y
lágrimas por una democracia que ha sido pisoteada, abusada y estrangulada en
plena Plaza de la Independencia por quienes deberían defenderla y respetarla en
todas sus formas.
Estos anuncios conmocionaron a la
prensa y generaron mucho debate y tensión entre los partidarios y detractores
del trío. Esta realidad demuestra que África aún está lejos de la democracia.
Porque quienes se supone que deben respetarla en estos países son los mismos
que la pisotean, la violan y la atormentan con el pretexto del patriotismo y la
lucha contra el imperialismo francés.
Fue un shock legal, pero sobre todo
una brutal bofetada a la noble Constitución. Ante esta pesadilla, ¿cómo
reaccionaríamos en caso de levantamientos en Camerún, la República
Centroafricana y Costa de Marfil? ¿Culparíamos de nuevo a Occidente? ¿Diríamos que
Francia es responsable de las rebeliones en la República Centroafricana? ¿De
los disturbios en Camerún? ¿De la guerra civil en Costa de Marfil? ¿Que la
pobreza y la miseria que siguen asolando África son causadas por Francia?
Queridos lectores y panafricanistas,
¡sean lógicos y lúcidos por una vez! Los hechos están ante nuestros ojos, y
debemos verlos para comprender finalmente de dónde provienen nuestros
problemas, qué nos frena y qué ha mantenido a África en este abismo durante
tantos años. Esta farsa, urdida por los enemigos de la democracia, es apreciada
y apoyada por quienes, directa o indirectamente, buscan proteger sus intereses.
África necesita líderes
responsables, capaces de ceder cuando el fin lo exige. Y luego hablaremos de
democracia, el único sistema político capaz de liberar a África de este engaño.
Permanecer en el poder
indefinidamente es un crimen. Es hora de que los líderes africanos sigan el
ejemplo del presidente beninés Patrice Talon. Este respeto a la Constitución
fomentará un clima de paz y cohesión social y allanará el camino hacia el desarrollo.
Esto es lo que África merece para su propio bien, su felicidad y la
supervivencia de los africanos.
Queridos lectores y panafricanistas,
¡buena reflexión!