sábado, 21 de diciembre de 2024

El nuevo reparto de África

(Dr. Gaetan Kabasha)

En este momento de incertidumbre mundial en que todos hablan de un nuevo equilibrio geopolítica en preparación, África está siendo el centro de intereses cruzados y no es descabellado pensar que se le está repartiendo ya como un pastel antes de la gran mesa de negociación que actualizará el sistema global. En este artículo, veremos como las grandes potencias del momento, Estados Unidos y China, están trazando ya rutas para el futuro saqueo del continente africano.

En primer lugar, China empezó hace mucho a ocupar el terreno con su sistema de entablar acuerdos atrayentes con los países, ofreciendo infraestructuras o créditos baratos a cambio de los yacimientos de minerales. Últimamente, estamos asistiendo a todo un plan que consiste en construir ferrocarriles que parten del océano índico hacia los lugares que albergan cantidades descomunales de riquezas mineras particularmente los minerales necesarios para la llamada transición ecológica (cobalto, coltan, cobre). En este sentido, ayudó a Kenya a hacer el ferrocarril que va del puerto de Mombassa a Nairobi pero el proyecto global incluye seguir hasta Kampala y Entebbe (Uganda). Nadie ignora la conexión existente entre Uganda y los conflictos persistentes en la República Democrática del Congo, caracterizados por el saqueo sin paliativos de este inmenso país.

En segundo lugar, China ayudó a construir el ferrocarril que va del puerto de Tanganyika y que cruza Tanzania hasta la frontera de Ruanda. El proyecto incluye en su concepción la prolongación hasta Kigali (Ruanda). Ruanda también está regularmente acusado de no estar muy ajeno a lo que pasa en el vecino, Congo.

Finalmente, hay un proyecto mucho más ambicioso. Se trata de la restauración del ferrocarril llamado Tazara que va de Tanzania a Zambia. Este proyecto de más de 1.860km de largo fue inicialmente hecho por China en los años 1960. Ahora se trata de modernizar sus infraestructuras, algo que costará más de 1 millones de dollares. Lo más llamativo de este ferrocarril es que pasa en los alrededores de la zona congoleño dónde se encuentran concentrados los grandes yacimientos de cobalto y de cobre.

Por otro lado, los Estados Unidas no se han quedado quietos. Como de una carrera contra China se tratara, el presidente Joe Biden acaba de inaugurar lo que se ha llamado el ferrocarril de Lobito. Este proyecto contempla arrancar desde el puerto de Lobito (Angola), penetra en la República Democrática del Congo y finaliza en la región de Ndola pasando por Kolwezi, lugar dónde está el importante yacimiento mundial de cobalto y cobre. Parece, pues, que en los dos casos, todos los caminos llevan al gran Congo.


Si analizamos bien, nos damos cuenta que China construye desde el Este hacia dentro de África mientras que EEUU construye desde el oeste hacia dentro. Los dos se encuentran en la misma zona y resulta ser la zona de riquezas impresionantes en términos geológicos. ¿Será por casualidad?

En definitiva, en el momento que Francia está perdiendo terreno en África del Oeste, en sus antiguas colonias durante mucho tiempo consideradas como su coto privado, las dos potencias del momento han decidido atrincherarse en el corazón de África con inversiones millonarias. Hay quienes hablan de una cinta transportadora puesta en marcha para vaciar África de sus recursos. Las infraestructuras que están realizando recuerdan la época colonial cuando también todas las carreteras o ferrocarriles unían las minas al mar; igual que la corriente de alta tensión pasaba por encima de ciudades a oscuras para abastecer las industrias explotadoras de minerales.

Bien es verdad que nadie puede oponerse a las infraestructuras de transporte. Los países afectados podrían beneficiarse de una manera u otra al poder llevar sus productos al mar con facilidad. El problema que se plantea es: ¿estas infraestructuras serán propiedad de estos países? ¿Existirán mecanismos de control de todo lo transportado en los vagones? ¿No es una manera de significar a los países africanos que no pueden construir industrias de transformación sobre su territorio? Son preguntas que merecen respuestas.  Si esos proyectos no surgen de los africanos mismos, es indudable que esconden intereses que poco tienen que ver con el desarrollo de África.

Esperemos que el continente africano se despierte y pueda participar a la mesa del reparto que aparentemente está en marcha. Si no es así, se encontrará otra vez en medio del tablero como peones de ajedrez sin voz ni voto.